Hoy tomaré con firmeza el escudo de la fe " Sobre todo, tomad el escudo de la fe, conque podáis apagar los dardos de fuego del enemigo" (Efe.6:16)
Hoy,levanto mi alma ante el altar de Dios para darle gracias por todas las bendiciones que ha derramado sobre mi. Doy gracias al padre por darme la oportunidad de hacer frente al enemigo con firmeza.
Gracias por vestirme con toda su armadura y gracias por darme la espada del Espíritu. Este ver.del cap.6 de Efesios comienza con dos interesantes palabras.SOBRE TODO. Con esto el apóstol Pablo me dice, que que esta es el arma más importante, pero también me dice que además de esto, como un agregado indispensable.Hoy necesito tomar el escudo de la fe como un arma importante y un agregado indispensable.
Este escudo que habla Pablo medía 1,20 de alto por 0,75 de ancho. Diseñado especialmente para repeler los peligrosos misiles incendiarios que se usaban en ese tiempo, flechas untadas en brea y luego encendidas. Hoy, sin duda recibiré ataques con flechas semejantes pero en término espiritual, pero no temo, Dios me ha el escudo de la fe.
¿Cúales son los dardos de fuego que podría recibir hoy?.
Incluyen acusaciones maliciosas que inflaman nuestra conciencia, pensamientos de duda, desobediencia, rebelión. Lujuría, malicia o miedo.
Pero hoy puedo echar mano del escudo de la fe con el que podamos apagar los dardos encendidos.
Escudo de la fe, Dios mismo es escudo a los que en él esperan y es por fe que a él acudimos a refugiarnos.¿Que es lo que puede alimentar la fe?, sin duda son las promesas de Dios.
Sus promesas en tiempos de duda y depresión encienden mi fe con un mayor y poderoso fuego que los dardos encendidos del maligno.
El escudo de la confianza en si mismo es muy pequeño e inútil, pero el escudo de la fe en Dios es mi verdadero t único refugio, es el escudo largo y ancho que cubre todo mi ser y nada nada queda desprotegido.
Señor, gracias por tu presencia y eres mi refugio en medio de la tempestad.
Aunque un ejercito acampe contra mi hoy, yo en ti estaré confiado. Tu
vara y tu cayado me infundirán aliento.
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