Olvídate del bote salvavidas
"Entonces los marineros procuraron huir de la nave, y echando el esquinfe al mar, aparentaban que querían las anclas de proa. Pero Pablo dijo al centurión y a los soldados: Si estos no permanecen en la nave, vosotros
no podéis salvaros" (Hechos 27:30-31)
Al final de su tercer viaje msionero, Pablo fue arrestado en Jerusalén. Estuvo preso más de dos años aguardando la tramitación de su caso y su envío a Roma, donde tendría finalmente su juicio. Llegó por fin el día en que tomaría el barco para ir a la capital del imperio. En la travesía, el barco sufrió los embates de una terrible tempestad, tan intensa que el barco perdió su curso y amnazaba con naufragar en alta mar.
¿Dónde está nuestra verdadera seguridad? La mayoría de nosotros tenemos "botes salvavidas" que mantenemos cerca de nosotros "por si acaso". Aun después de haber aceptado el perdón y la gracia salvadora de Jesús, tendemos a echar mano de nuestros botes salvavidas, por si no hemos sido completamente perdonados por Jesús. Decimos que ponemos nuestro futuro en las manos de Dios, pero siempre nos aseguramos de hacer todo lo que esté a nuestro alcance para asegurar nuestro bienestar en nuestra vida por si Dios no se manifiesta.
Decimos entender el concepto de la eternidad y la idea que nuestra vida es, como dice Santiago 4:14 "Cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿que es nuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por poco tiempo, y luego se desvanece", pero, aun así, nos esforzamos en exceso en alcanzar titulos y posiciones elevadas para que nuestros amigos y familiares vean nuestro éxito Decimos que queremos vivir von Jesús y alabar a nuestro Padre celestial por toda la eternidad, pero no queremos perdernos los placeres inmediatos de este mundo, por si no fuera cierto el cielo.
El problema de esto es que si mantenemos un pie en el barco, o sea Jesús, y otro en el bote salvavidas, o sea, el mundo, nunca viviremos como Dios Desea. No tiene sentido decir que confiamos en Dios y sus promesas si las incertidumbres y las dificultades de la vida hacen que fluctuemos entre el barco insumergible y el esquife. Olvidarnos de este implica depositar nuestra confianza plenamente en Dios, creer que las promesas hechas en su Palabra son verdaderas y vivir de acuerdo a lo que él, en su amor, nos pide.
¡Debemos permanecer en el barco!Una relación salvadora estrecha ccon Jesús implica que hemos reconocido que hay una tormenta que anenaza con hundirnos, pero también implica aferrarse al único barco de perdón provisto para nosotros. Aferramos a Jesús y a su gracia que es la única forma de salvarnos, porque no hay otro nombre bajo el cual se encuentre la salvación. Olvida tu barquito salvavidas y aférrate al barco grande y seguro que te llevará al reino de los cielos.
Fondo Myriam_Lhamya
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