Si se pierde no se encuentra
Cierto día slieron a pasear juntas por un lugar, donde se celebraba una hermosa fiesta, la Ciencia, la Fortuna, la Resignación y la Honradez.
En el camino dijo la Ciencia: Amigas, como puede darse el caso que nos perdamos las unas de otras en la fiesta, es bueno covenir el lugar donde hemos de encontrarnos de nuevo: a mí me podreís encontrar en la Biblioteca de aquel sabio médico, el doctor X que, cómo sabeis es uno de mis mejores amigos.
La Fortuna dijo: Yo me ire a esperarlas en el lujoso palacio de quel poderoso millonario a quien, cómo sabéis, siempre acompaño.
La Resignación dijo a su vez: A mí me encontraréis en la pobre y triste choza de aquel viejecito que con tanta frecuencia veo, y quien, sin exhalar jamás un queja, ha vivido los horrores de su negra suerte.
Como notasen las compañeras que la Honradez se mantenía callada, le preguntaron: A ti amiga, ¿Donde te encontraremos? La Honradez bajando la vista respondió: A mí, quien una vez me pierde, difícilmente me vuelve a encontrar.
La honradez es una perla de gran precio. No se puede extraviarla. Cualqier otra cosa podría perderse, pero jamás juegues con la honradez. La pierden muchos en la política, en los negocios, en los estudios y también en la religión. Ella determinará el grado de credibilidad que tendremos en la vida.
"y que no se les tome en cuenta del dinero cuyo manejo se les confiare, porque ellos proceden con honradez" (2 Reyes 22:7).
Así dice el Señor: "Anda y clama a los oídos de Jerusalén, diciendo: Así dice Jehová: Me he acordado de ti, de la fidelidad de tu juventud, del amor de tu desposorio, cuando andabas en pos de mí en el desierto, en tierra no sembrada" (Jere. 2:2).
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