La fe
"E inmediatamente el padre del muchacho
clamó y dijo: Creó; ayuda mi incredulidad"
(Marco 9:24)
El primer paso en la dinámica de la salvación, es tener fe en Dios. Todos los seres humanos tenemos capacidad e tener fe:"Así que hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presenteis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional." (Rom. 12:1). Nacemos con el don natural de depositar nuestra confianza en algo o alguien. El reconocimiento de que somos pecadores se basa en la promesa de que creemos en la existencia de un Dios justo y que demanda justicia de nosotros. Tenemos, entonces, la opción de depositar nuestra confianza en Dios. No somos dejados a la deriva, tenemos al Espíritu Santo, que nos ha dado la convicción de pecado, ahora nos guía a poner nuestra confianza en Dios. si nos quedarámos sólo con la convicción de pecado, entonces correríamos un gran riesgo. Nuestro enemigo puede usar esa situación interna nuestra, y exagerarla con la idea que no hay nada que hacer, a fin de llevarnos a la desesperación y a la ruina.
Pero cuando aceptamos la guía divina, esta dirige nuestra confianza hacia Dios, quien si puede ayudarnos así. La fe fortalece, de modo que aprendemos a tener más y más confianza en Dios, quien tiene la solución para nuestra situación pecaminosa. De ese modo, un don natural como la confianza se convierte en un don espiritual. Que es la confianza en Dios. Hay muchos que deciden no creer en Dios: "Y para que seamos librados de hombres perversos y malos; porque no es de todos la fe" (2Tesa.3:2). Deciden creer en sí mismos, en algo o alguien más. Esto es la perversión de la fe. Por esta razón, somos estafados frecuentemente, o nos frustramos porque ponemos nuestra confianza en nosotros. Dios nos guía para que el objeto de nuestra fe sea el correcto. "Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él, sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios" (hebreos 12:2).