IDENTIFICACIÓN

Se cuenta que el célebre tenor italiano Enrico Caruso se presentó cierta vez en un banco para cobrar un cheque.

Como la suma era bastante elevada, el cajero le reclamó un documento de identidad que el cantor no tenía. Entonces mostró una carta con su dirección, pero ello tampoco satisfizo al empleado.

De repente Caruso tuvo una idea: entonó un aria de la Toscana con tal maestría que el cajero, quien ya lo había escuchado anteriormente, quedó convencido.

Entonces se apresuró a pagar el importe del cheque entre los aplausos de los empleados que habían observado la escena. La célebre e inimitable voz sirvió de identificación.

¿En qué se nos reconoce como verdaderos cristianos? ¿Por un certificado de bautismo o por frecuentar una iglesia...? No. Nada de esto garantiza una transformación interior.

Como a Enrico Caruso se le reconoció por su "voz", a un auténtico cristiano se le debe de reconocer por sus frutos, por el testimonio de su vida.

Uno de los peores males del cristianismo es el de los que dicen ser creyentes y que con su mal testimonio son un tropiezo para los creyentes y un escándalo para los inconversos.

Jesucristo nos dejó ejemplo de humildad, verdad, sacrificio; nos salvó muriendo en la cruz. Si de verdad hemos nacido de nuevo, vivamos la nueva vida en Cristo Jesús dándole a Dios la gloria.

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