El Padre nuestro
Padre nuestro que estás en los cielos,
santificado sea tu nombre
venga tu reino.....
¿Cómo dije? ¿Que venga tu reino? ¿Se supne que del cielo a la tierra? ¡Que bueno sería, se solucionarían los problemas políticos, las injusticias sociales, la inflación...¡Voy a seguir pidiendo que venga tu Reino!.
Ahora me pregunto ¿Pero no vino ya con Jesús? Él dijo:"El Reino ya está entre uds....Si él ya lo trajó ¿entonces porque seguir pidiendo para que venga? Y por otra parte si ya estuviera aquí ¿porque continuan las injusticias, la enfermedad y el dolor? ¿Habrá fracasado Jesús? ¿Habremos fracasado nosotros?.
Pero no se trata de un fracaso, si Jesús incluyó este pedido en la oración modelo, cuando comenzó su ministerio ¿Quería Jesús que nosotros desearamos ardientemente la presencia se su Reino en la tierra y que suplicáramos por él? ¿Habrá querido que nosotros participáramos en la venida de su Reino y nos comprometierámos a través de la oración? ¿Además esperaría que actuarámos luego en coherencia con la oración, para que el Reino de Dios se haga presente? ¡Cuántas preguntas! seguiré orando.....
Hagase tu voluntad.
como en el cielo,
así también en la tierra.
¡Ah! ¿no tendra que ver este pedido con el anterior? ¿no será quizás que reclamar por el Reino de Dios, sea pedir que se haga su voluntad? Evidentemente en el cielo todos hacen su volunrad de un modo absoluto, así debe ser en la tierra. Mientras más perfecta sea su voluntad entre los hombres más cerca estará su Reino.
Quizás sea así, pero no es sencillo de lograr que un mundo tan descreído, racionalista y materialista se dedique porque si a hacer la voluntad de Dios. ¡Que difícil será entonces afirmar el Reino de Dios en la tierra.
Pero no, pensandolo bien el que hace la oración, y soy también yo quien debo comprometerme con ella. Soy yo quien debo hacer su voluntad, y quien debo perfeccionar su obra en mí. En realidad El Reino está en mi corazón, y es precisamente allí donde debe consolidarse.
¿Que hago entonces con la injusticia, la enfermedad y la inflación? Pues seré yo quien deba resolverlo en el espacio que me toca vivir y actuar: primero em mi núcleo y luego progresiva y expansivamente, cómo cuando arrojo una piedra en aguas quietas y se producen ondas: ¡esa será mí sabiduría vital para que venga tu Reino!.
Señor: que venga tu Reino,
y se haga tu voluntad
en mi vida y en la de mis
prójimos contemporáneos.
Pero te pido que no me
dejes sólo, te necesito
para que me muestres
tus caminos y me acompañes.
A fin de cuentas,
eso es hacer tu voluntad.
Continuaré mi oración:
El pan nuestro de cada día
dánoslo hoy....
Ahora me parece comprender mejor; si vivo en consecuencia del texto del Padrenuestro, haré que su Reino venga a mi vida y a la de mis semejantes.
|