En Jesucristo hay vida y luz. Él vino al mundo para dar  vida a los que estaban muertos en delitos y pecados y para dar luz a los que vivían en tinieblas. La luz es tan poderosa que "Las tinieblas no prevalecieron contra ella" Juan 1:5. La luz no llegó sin previo aviso, pues Juan el Bautista venía dando testimonio de la luz, "a fin de que todos creyeren por él" v.7. La LUZ VERDADERA es un título que pertenece a Jesús y toda otra fuente de iluminación procedente de cualquier otro lugar debe ser juzgada inadecuada comparada con lo que revela Jesucristo quien es la luz.

Jesús cual luz verdadera, vino a este mundo para "alumbrar a todo hombre"v.9, no importa su raza, o nación, su rango social o su condición económica. nadie tiene que estar en ignorancia, pues Cristo ilumina a todos. Apesar de estar en el mundo, y ser su creador, "el mundo no le conoció" v.10. "A lo suyo vino, y los suyos no lo conocieron" v.11. A su mundo vino Jesús, el mundo que era producto de su producto creador, y lo triste es que su propio pueblo, el pueblo el pueblo judío no le reconoció cómo el Enviado de parte de Dios. De todos modos hay un rayo de esperanza: "a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hijos de Dios" v.12. Quienes se abrían para recibir la luz de la verdad traída por Jesús fueron convertidos en hijos e hijas de Dios.

Se aclara que este milagro del nuevo nacimiento no se produce porque uno tenga padres cristianos. "Los cuales no son engendrados de sangre". No ocurre porque alguien hubiera deseado que uno fuera hecho hijo de Dios. "Ni de voluntad de carne" o sea porque uno mismo hubiera querido ser hijo de Dios pues no es "de voluntad de varón" v.13. Es necesario  ejercer fe personalmente para recibir a Cristo cómo La Luz del cielo, creyendo en él cómo el Salvador enviado. Los que lo hacen son hechos hijos de Dios por el poder del Señor. ¿Ha recibido ud. la vida por fe en Cristo?.

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