¿Quién me librará?
"¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte? Rom.7:24
Jorge Campbell se convirtió a Cristo cuando tenía aproximadamente 25 años. Desde su juventud intentaba vivir a sus anchas buscando satisfacción a través del placer. Se empleó en diferentes trabajos desde marinero hasta barman en un club que atendía a los artistas de Holliwood. Una mujer muy rica entro a beber y decía en voz alta: "Estoy tan aburrida nada hay en esta vida". Su comentario golpeó fuerte en Jorge. Unos mese más tarde accedió a la invitación de un tio suyo para asistir a una reunión donde se predicaba el evangelio. Dios le habló al corazón Y Jorge tuvo un cambio radical en su vida. Aunque había pensado ir en un barco a Japón, se quedó en Vancouver, canada donde su tío le consiguió trabajo en una nave donde se almacenaban zapatos. Estaba feliz con su nueva vida en Cristo.
Un día se delizaron muchas cajas cayendo encima de él y aunque no le hicieron ningún daño, de su boca salió una serie de palabras que jamás deben estar en la boca de un seguidor de Jesús. Jorge se desplomó en su ánimo pensando ya no era salvo. Descubrió que todavía había en su ser una vieja naturaleza que reaccionaba carnalmente y se desanimó por completo. Se identificó con Pablo quien dijo: "Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago. Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena. De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí. Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo." Rom. 7:15-18.
Cómo otros cristianos que habían que habían experimentado algo similar en su vida. Jorge sintió igual que Pablo quien afirmó, queriendo hacer el bien hallo esta ley; que el mal está en mí. "Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios v.22. Todos sabemos que hay una lucha constante entre hacer el bien y hacer el mal. Muchos han expresado cómo Pablo, "¡Mierable de mí! ¿Quien me librará de este cuerpo me muerte? v.24. Mientras estemos en el cuerpo aquí en la tierra, esta lucha continuará. El Espíritu Santo ha venido a morar en el creyente. Él es fuente del poder par que el salvado por la grcia de Dios venza la práctica del mal. Pablo reconoció su debilidad y lanzó la pregunta, ¿Quien me librará? Siguió con la acertada respuesta: "Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, más con la carne a la ley del pecado"v.25. Dios ha puesto su poder en estos cuerpos muerte y la verdad es que. "Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelecia del poder sea de Dios, y no de nosotros" 2 Cor. 4:7.
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