El valle de sombra de muerte
El salmo 23 nos da un retrato de la vida. No es un canto de tiernas colinas y aguas mansas solamente, cómo reflejo del orden y belleza del mundo; sino que nos pinta el mal, el desorden y la muerte. Hay peligros en el camino, pero después hay protección del pastor. El "valle de sombra de muerte" sugiere que es un valle de oscura sombra. El Salmo habla de sombra de muerte lo cuál nos hace pensar en la muerte. En las tribulaciones de la vida del creyente, a menudo se teme que nos puedan conducir a la muerte.
La muerte es el último enemigo del hombre, aún cuando éste trata de colorear su negrura con rosas, coronas y suntuosos entierros. El hecho es que la mayoría de los hombres temen a la muerte más que a nada. Su temor es debido a que no está preparado para afrontarla. Esta preparación sólo se obtiene por la fe en Jesús, el Salvador resucitado. El valle de muerte, o sombra oscura, es el lugar donde hay aflicción. Aun el mejor cristiano, o el hombre más santo a de afrontar el dolor y el sufrimiento. Aveces tienes que dejar que dejar atrás las aguas mansas y colinas verdes y entrar al valle oscuridad y de muerte. El salmo 23 tiene 6 versículos, y la referencia del valle se encuentra a la mitad del capítulo, y precisamente después de los delicados pastos. Aprendamos que Dios permite las ruebas después de haber fortalecido nuestra alma. De esta manera provee para que no desmayemos. El valle de sombra viene después del alimento y descanso cómo ocurrió en la vida del profeta Elías, quien comió y se sació antes de emprender un viaje de 40 días. El creyente que ha nutrido su alma con la Palabra de Dios, puede hacer frente a cualquier obstáculo y prueba que se presente, con la fortaleza que Dios le ha dado.
El creyente en Cristo toma aliento al considerar lo que Dios ha hecho por él. David dice: "Aunque ande por valle de sombra de muerte no temeré mal alguno". Esto significa que el peligro existe, pero uno puede estar libre del temor. Confiados en los cuidados del pastor, el temor pierde su pavor. Si David hubiera estado asustado no hubiera dicho: "Tu vara y tu cayado me infundirán aliento". David ciertamente temía al enemigo, pero su confianza en Dios se sobreponía a su temor. Y si nosotros confiamos en Dios, tampoco temeremos, por oscuro que sea el valle que estemos atravesando. Nuestro ánimo crecerá al saber que Dios esta a nuestro lado.
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MyriamLhamya