Cuando la pena nos invada, aceptémosla con sencillez,como una parte de la vida.
Abramos nuestro corazón al dolor y tristeza; permitamos que lo llene.
En la hora de la desolación hay clamor, un crujir de dientes al sentir el vacío,
una pena candente por la separación, un dolor que nos fatiga por la pérdida.,

  Y en el proceso se hará más profundo nuestro conocimiento de que, a la hora de la verdad, todo está bien.

que puede llevarnos a la dedicación, a un avanzar hacia el triunfo del alma, a la conquista de la desolación.
También aquí se hace más profundo el significado
Esto también es una puerta a la vida.
Entonces arriba la ternura, vuelve la tranquilidad, Regresa la calma.
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  Mas la angustia, al igual que el éxtasis, no perdura.

 

Amada hermanita MERCY, LAS QUE PASAMOS ESE "MOMENTO" podemos decir que nunca estamos preparadas para la separación, y puedo decirte que no hay "palabras" en el mundo que puedan calmar las sensaciones que atravieza el alma,sólo nuestro amado Dios, en su tiempo traerá esa paz, esa resignación,pero...hay que darle tiempo al tiempo, vemos como el pueblo judío hacía el duelo, y no debemos creer que flaqueamos, es propio, es normal, llorar, sentir la separación, requiere tiempo y saber que ahi, justo ahí esta Nuestro Señor...

para reconfortándonos y devolviéndonos a la vida, porque nuestra esperanza está en los cielos, donde Él ha preparado morada para los que le aman,lo bueno, lo hermoso es que partió, con Jesús...se adelantó...

Pero como mujeres valerosas debemos reponernos, poco a poco, sin apuro y no dejando de dar cada día Gracias al Señor que nos da la VIDA.-

TE AMO Y TE BENDIGO