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Meditaciones

"que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende,exhorta con paciencia y doctrina. porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comenzón de oir, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fabulas" 2 Timoteo 4:2-4.

Hace poco tuve una conversación con un hermano en la fe a quién amo. El está buscando una iglesia donde congregarse. Y me decía que ha comenzado a asistir a una y piensa que ahí se va a quedar, pues a él no le gusta ir de iglesia en iglesia y que al final el ambiente de la iglesia-decía él- uno lo hace.

En cierta forma él tiene razón, pero más que un buen ambiente debemos buscar una sana doctrina. Hay dos corrientes de pensamiento que a lo largo de la historia han influenciado el desarrollo de la Iglesia. Por un lado los teólogos reformados dicen que Dios considera Su propia gloria más importante que salvar a todo el mundo, esto no cabe en las Escrituras ni tiene lugar. Dios no ha venido a por su Iglesia por misericordia de los aun no son salvos para dar tiempo al arrepentimiento. Por otra parte están los teólogos arminianos que también dicen que hay algo más importante para Dios que la salvación de todas las personas, es decir la preservación del libre albedrio del hombre. Dios nos libre de caer en cualquiera de estas dos falsas doctrinas.

Hay un pasaje con el que quisiera cerrar esta corta meditación de la Palabra de Dios, en cuanto el apóstol Pablo habla de la manera en que Dios trae salvación a nuestra vida y dice: "A los que predestinó, también llamó: a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también glotificó" Romanos 8:30. La obra es de Dios, es epecificamente un acto de Dios el Padre, porque es Él quién predestina a las personas, " Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fueran hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos" Romanos 8:29.

Oración: Padre, te ruego que traigas obras a mi entendimiento y a tráves de la revelación a mi vida que me ayude a conocerte y a relacionarme contigo de la manera que has estblecido. Guarda mi corazón de las falsas enseñanzas. Te lo pido en el nombre de Jesús, amén.