¿Que sería sin Él?
"¡Gracias a Dios por su don inefable!" 2 Corintios 9:15.
Cada día me doy cuenta que mi vida sin ÉL, no sería la misma, todo lo que a mi alrededor existe gira alrededor de Él, tiene toda mi mente y mi atención a diario, no puedo pensar en algo que no tenga que ver con Dios, no se puede hacer algo sin presentarselo, es maravilloso.
Mi vida está cautiva por Él, respiro, camino y pienso lo mucho que me ama sin haber hecho nada para merecedlo, y es entonces cuando aparece una pregunta en mi mente que dice: ¿Que sería mi vida sin Él?.
Dios se ha convertido en mi vida, se ha convertido en el capitan de mi barca, el que sabe a la perfección mis pensamientos e intenciones, sin Él estoy muerto, pero con Él viviré por siempre.
Aun me acuerdo cómo si fuera ayer el día que me otorgó su perdón, el día que me llamó y con cataratas de lágrimas me rendí a Dios, ya no podía más, mi vida no tenía sentido, más Él vino y le dio un sentido a toda mi vida, fue colocando cada pieza de tal forma que ahora mi vida es completa y más de un día me imagine que podría ser.
Y es que no puedo negar que a pesar de errores y defectos, de los desiertos que he pasado, de las etapas de anonimato, de las situaciones tan fuertes que han sido y algunas aun lo son en mi vida, sigo enamorado de Dios y aun más agradecido porque mi vida sin Él, no se que sería.
Pero a pesar de que todos somos conscientes de que nuestra vida sin Dios no sería la misma, a tráves de las presiones de la vida, nos dejamos manipular y permitimos que el enemigo nos engañe haciéndenos creer que nuestra vieja vida era mejor que la actual, ¡Que Mentira!.
El pueblo de Israel experimento esto, luego de ser liberados de la esclavitud de Egipto y en medio del desierto quisieron creer que estaban mejor en Egipto, siendo esclavos y no en ese desierto que los llevaba a la tierra prometida. "Nos acordamos del pescado que comíamos en Egipto de balde, de los pepinos, los melones, los puerros, las cebollas y los ajos" (Números 11:5).
Y es que a veces nuestra mente es una mente de esclavo, creemos que lo que nos ofrece el mundo es mejor que lo que Dios quiere para nuestra vida. Y es que no vamos a negar que los desiertos son duros y difíciles de pasar, a ninguno de nosotros le gusta pasar por uno de ellos, si los pudiéramos esquivar sería perfecto, pero la vida no es así, pues el desierto (prueba) tiene que existir para que podamos ser modeados y podamos alcanzar la tierra prometida.