Siempre he entendido, que no nos pertenece el planificar para mañana, ni tampoco
saber la sazòn de los tiempos, ni tampoco podemos alargar nuestra vida, pues
eso solo le pertenece a Dios, porque el tiempo es suyo, y èl conoce las intenciones,
y las actuaciones de cada uno, por lo tanto solo èl puede decidir cuàndo, còmo y
dònde, no limitemos el desenvolvimiento de su hacer.