Nuestro Dios inmutable y su consuelo
"Por dos cosas inmutables, en las cuáles es imposible que Dios mienta, tengamos un fortisimos consuelo los que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros" Hebreos 6:18.
Vivimos en un mundo mutable. Durante el año hay cambios de estaciones y los días se alargan o se acortan dependiendo si es verano o invierno. Cada 24 horas hay día y noche, y las temperaturas oscilan entre altas y bajas. Algunos días hace sol y otros hay lluvia. Nuestros cuerpos sufren un constante deterioro. Nuestra manera de pensar también cambia, especialmente a medida que van pasando los años. Seguramente en los doce últimos meses el círculo de amigos suyos se ha reducido porque alguno partieron de este mundo. Cada cosa que nos toca experimentar tiene la marca de la mutabilidad estampada en ella. Él único que no cambia es nuestro amado Dios inmutable. Esta verdad llena el corazón de tranquilidad y promueve un sentir de confianza.
Dios quiere asegurar "a los herederos de la promesa la inmutabilidad de su consejo" Hebreos 6:17. No quiere que nadie tenga dudas en cuanto al futuro por eso nos ha dado la promesa de tenernos en el cielo. Así se mantiene la promesa en alto en el corazón. Quienes hayamos recibido gratuitamente la vida eterna por medio de Cristo el Salvador, no tenemos que vivir preocupados sabiendo que Dios es inmutable y cumplirá su promesa. Dios se comprometió doblemente, pues dio la promesa y luego la juramento. La promesa es algo cómo escrito en papel y el juramento es cómo el timbre que la deja validada. Es cómo un documento ante un notario. "Dios no es hombre para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. Él dijo, ¿y no lo hará? Habló, ¿y no lo ejecutará? Números 23:19.
Abraham ha sido el ejemplo usado en este pasaje vv. 13-15. Dios le hizo una promesa al principio de caminar con Él, y luego la juramento depués de la obediencia de Abraham cuando estuvo a punto de sacrificar a Isaac. (Vea Génesis 22:16-17). La Palabra de Dios contiene la promesa de estar con Cristo por la eternidad. Por si mismo Dios se ha comprometido a llevarla a cabo. Esta grata esperanza nuestra es "Cómo segura y firme ancla del alma, y que penetra hasta dentro del velo" v.19. Seamos reconfortados con la Palabra de nuestro Dios inmutable.
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