Textos Elegidos: Perdonar... Así como yo he sido perdonado
Palabras de Inspiración con algunas reflexiones acerca del perdón.
"Esta mañana medite sobre el deseo de Dios de perdonarme, revelado en las palabras del Salmo 103,12: 'Tan lejos como está el oriente del ocaso, aleja Él de nosotros nuestras rebeldías". En medio de todas mis distracciones, fui tocado por el deseo de Dios de volver a perdonarme una y otra vez. Si volvía a Dios con un corazón arrepentido después de haber pecado, Dios estaba siempre allí para abrazarme y permitirme comenzar de nuevo. 'El Señor es compasivo y clemente, tardo a la cólera y lleno de amor'.
Es difícil para mí perdonar a alguien que realmente me ha ofendido, especialmente cuando ha sucedido más de una vez. Empiezo a dudar de la sinceridad del que me pide perdón por segunda, tercera o cuarta vez. Pero Dios no lleva la cuenta. Dios sólo espera nuestro regreso, sin resentimiento o deseo de venganza. Dios nos quiere en casa. 'El amor del señor es eterno'.
Quizás la razón por la que se me hace difícil perdonar a otros es que yo no creo totalmente que soy una persona perdonada. Si pudiese aceptar plenamente la verdad de que estoy perdonado y que no debo vivir con culpa o vergüenza, sería realmente libre. Mi libertad me permitiría perdonar a otros, setenta veces siete. Al no perdonar, me encadeno al deseo de desquitarme y, por lo tanto, pierdo mi libertad. Una persona perdonada perdona. Esto es lo que proclamamos cuando rezamos: 'Y perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden'.
Esta lucha, que dura toda la vida, yace en el corazón de la vida cristiana."
Henri Nouwen. Camino a Casa.
"...Necesitamos sanar las heridas. Somos los sembradores de la paz y de la esperanza en el mundo. Si no sanamos, una por una, las heridas, pronto comenzaremos a respirar por ellas, y por las heridas sólo se respira resentimiento.
...Pocas veces somos ofendidos; muchas veces nos sentimos ofendidos. Perdonar es abandonar o eliminar un sentimiento adverso contra el hermano. ¿Quién sufre: el que odia o el que es odiado?
El que es odiado vive feliz, generalmente, en su mundo. El que cultiva el rencor se parece a aquél que agarra una brasa ardiente o al que atiza una llama. Pareciera que la llama quemara al enemigo; pero no, se quema uno mismo. El resentimiento sólo destruye al resentido. El amor propio es ciego y suicida: prefiere la satisfacción de la venganza al alivio del perdón.
Pero es locura odiar: es como almacenar veneno en las entrañas. El rencoroso vive en una eterna agonía.
No hay en el mundo fruta más sabrosa que la sensación de descanso y alivio que se siente al perdonar, así como no hay fatiga más desagradable que la que produce el rencor.
Vale la pena perdonar, aunque sea solo por interés, porque no hay terapia más liberadora que el perdón.
No es necesario pedir perdón o perdonar con palabras. Muchas veces basta un saludo, una mirada benevolente, una aproximación, una conversación. Son los mejores signos de perdón. A veces sucede esto: la gente perdona y siente el perdón; pero después de un tiempo, renace la aversión. No asustarse. Una herida profunda necesita muchas curaciones. Vuelve a perdonar una y otra vez hasta que la herida quede curada por completo."
Ignacio Larrañaga. Muéstrame Tu Rostro.
"Cada vez que te sientas herido, ofendido o rechazado, atrévete a decirte a ti mismo: Estos sentimientos, por más fuertes que sean, no reflejan lo que realmente soy.
La verdad, aunque no pueda sentirla en este momento, es que soy el Amando desde la eternidad, y me sostiene la seguridad de Su abrazo para siempre."
Henri Nouwen. Tu Eres Mi Amado.
"...En su última semana de vida Henri fue capaz de no darle importancia a los rechazos. A su amigo Nathan Ball, director de Daybreak, le pidió que dijera a la gente que él pedía perdón a cada uno y ofrecía su perdón a todos. En cierto sentido era su "perdónalos porque no sabían lo que hacían", pero también "perdóname porque yo tampoco sabía lo que hacía".
Para Henri el perdón recíproco era central para la comunidad, tanto en la vida como en la muerte."
Chris Glaser. Meditando con Henri Nouwen.
"Y dijo: Mi Dios, primeramente pon la mano sobre el corazón de tu siervo para que regrese la paz. Sácame la espada de la ira y cúrame la herida. Sosiega mi corazón y mis entrañas antes de que tu siervo pronuncie palabras graves. En esta tarde de oro, en tus manaos de misericordia deposito estas rosas rojas de amor:
No despreciaré a los que desprecian.
No maldeciré a los que maldicen.
No juzgaré a los que condenan.
No odiaré a los que explotan.
Amaré a los que no aman.
No excluiré a nadie de mi corazón."
Ignacio Larrañaga. El Pobre de Asís.
"...Mi sufrimiento me capacita para poder entender el sufrimiento de otros. Como dice el lema del salón de clases: 'No puedes tocar al herido hasta que no tengas unas manos cicatrizadas'.
Las manos cicatrizadas no sólo me hacen estar más abierto a mis estudiantes, sino también a Cristo. Me doy cuenta de que oro más honestamente, y aún comparto mi enojo por la lentitud de Cristo para sanarme. Tengo el anhelo de darle a jesús mis sentimientos y de continuar curándome, conforme voy tomando su mente y su corazón. Cuando un recuerdo está sanando lo empiezo a ver con la mente y el corazón de Cristo; no quiero tanto perdonar y olvidar como perdonar y recordar lo que Cristo ve (la maduración y el posible desarrollo que Él promete: 'Sabemos que Dios trabajó en todo para el bien de los que le aman' - Romanos 8:28). Por eso dejo que Cristo me muestre la madurez que surgió por haber sido criticado, como aquella ocasión que probablemente salvó mi vocación religiosa. Sino hubiera sido criticado, quizá no hubiera empezado a orar nuevamente, y hubiera perdido fácilmente mi vocación, como les pasó a la mitad de los que estaban dando clases como yo.
Mientras más agradecido estaba por los dones provenientes de haber sido criticado, más dispuesto estaba a perdonar. No trato de perdonar al que me critica con mi propia energía, sino que le pido ayuda a Cristo para que mi perdón sea tan profundo como lo es su aceptación por mi persona. Una vez que el estado de depresión me enseña la profundidad de mi debilidad, es muy difícil criticar la debilidad de los otros. Generalmente tiro mi catálogo de todas las formas para lograr la perfección, pongo más interés en pedirle a Dios su ayuda para madurar a partir de los fracasos. Antes pedía en mis oaraciones no ser lastimado por la crítica, ahora pido que pueda madurar a partir de ella.
Dennis Linn y Matthew. Sanando las Heridas de la Vida.
"Al amable todo el mundo ama, al respetable todo el mundo respeta. Con el encantador todo el mundo simpatiza.
Pero ¿perdonar al ofensor, callar ante una grosería, ser afectuoso con el insoportable?
Sólo aferrados a un Jesucristo vivo se puede tragar saliva, ceder, dejar pasar, tener paciencia, comprender, perdonar...
Oh mi Señor Jesucristo, concédeme la gracia de que, en este día, pueda perdonar las ofensas antiguas y recientes, responder con dulzura cuando me levanten la voz, dar muestras de cariño a las personas difíciles, callar ante una grosería, tener paciencia con las personas desagradables, no dar importancia a las cosas pequeñas. Y así, mi Señor, yo seré tu fotografía viviente, amén."
Ignacio Larrañaga. El Sentido de la Vida.
"...Los santos modernos son personas comunes y corrientes que usaron las heridas como dones; heridas que hubieran dañado psicológicamente a los que no perdonan una ofensa y no la viven como don. Perdonar hasta el grado de quedar agradecidos por la posible madurez que surja de la herida, no es una perogrullada mágica e indolora, que trae salud psíquica y espiritual. Otro santo moderno fue Martin Luther King quien no encontró que los perros de la policía mordieran menos, o que las puertas de la cárcel se abrieran de repente, cuando pudo perdonar a la policía de Birmingham.
Perdonar hasta el grado de agradecer la madurez no es una forma de manipular a Dios y obtener cosas a nuestra manera, sino una forma de traer la curación a Su tiempo y a Su modo. Dios no promete eliminar nuestros problemas, pero sí nos promete la ayuda para enfrentarlos y para madurar a partir de ellos, hasta que podamos decir la oración serena: 'Dios, otórgame la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el valor para cambiar aquellos cosas que sí puedo, y la sabiduría para conocer la diferencia'".
Dennis Linn y Matthew. Sanando las Heridas de la Vida.
"...Un verdadero paso de valor y voluntad. Tenemos que perdonar a quienes nos hicieron daño. La razón es sencilla: la amargura y la falta de perdón se asientan en lo profundo de nuestros corazones; son cadenas que nos mantienen cautivas a las heridas y los mensajes de esas heridas. Hasta que perdonas, sigues siendo su prisionera. Pablo nos advierte que la falta de perdón y la amargura pueden hundir nuestras vidas y las vidas de los demás (Efesios 4:31-32; Hebreos 12:15). Tenemos que deshacernos de todo.
...De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. Colosenses 3:13
Ahora bien, escucha cuidadosamente. El perdón es una decisión. No es un sentimiento. No trates de sentir el deseo de perdonar. Es un acto de la voluntad. 'No esperes para perdonar hasta que sientas el deseo de perdonar', escribió Neil Anderson. 'Nunca va a pasar. Los sentimientos se toman el tiempo de sanar después que se ha tomado la decisión de perdonar'. Le permitimos a Dios que saque a relucir el dolor de nuestro pasado, pues 'si tu perdón no visita el centro emocional de tu vida, estará incompleto'.
Admitamos que duele, que importa y que escogemos extender perdón a nuestro padre, a nuestra madre, a aquellos que nos lastimaron. Con esto no estamos diciendo: 'Realmente no era importante'. No estamos diciendo: 'Después de todo, tal vez merecía algo de lo que me pasó'.
El perdón dice: 'Estuvo mal. Muy mal. Sí importó y me lastimó profundamente. Y te libero. Te entrego a Dios'.
Jhon & Stasi Eldredge. Cautivante.
"Desde las profundidades del alma, asciende mi clamor hacia ti, Padre de ternura.
He bajado hasta las aguas profundas y estoy ahogándome. Levanto los ojos, y no veo nada. Estoy hundido en el hondo del barro, y sólo sombras rodean mis fronteras. ¿Cómo salir de aquí?
Dame la mano, Padre mío. Aunque desfallezco de dolor, no quiero que el dolor ocupe el centro de mi alma.
No quiero ser, Padre mío, un espectador compasivo de mis propias heridas y fracasos.
No quiero girar, planeando como ave de presa en círculos concéntricos en torno a mis desdichas, como si mi existencia fuese el centro del mundo, como si no existieran más valores e intereses que los míos. No quiero que este horrible dolor me repliegue sobre mi mismo, sino que me haga salir, como en una aurora pascual y en una apertura solidaria, hacia los hermanos que me has dado.
Quiero, Padre, en esta tarde, precisamente cuando el dolor y la muerte me derrotan aparentemente, establecer un reinado de liberación sobre el dolor y la muerte."
Ignacio Larrañaga. El Pobre de Nazaret
Textos Elegidos: El Camino Hacia La Libertad
Palabras de inspiración con algunas reflexiones acerca de lo que nos hace verdaderamente libres.
...Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres... Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.
San Juan 8:32 y 36
"Jesús fue verdaderamente libre. Su libertad estaba arraigada en su conciencia espiritual de que era el Hijo Amado de Dios.
Sabía en la profundidad de su ser, que pertenecía a Dios antes de haber nacido, que había sido enviado al mundo para proclamar el amor de Dios y que regresaría a Dios después de haber cumplido su misión.
Saber estas cosas le dio la libertad para hablar y actuar sin tener que complacer al mundo y el poder para responder al sufrimiento de la gente con el amor sanador de Dios.
Es por eso que el Evangelio dice: "Toda la gente procuraba tocarlo, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos" (Lucas 6:9)."
Henri Nouwen. La Libertad de Jesús. Pan para el Viaje.
"El mensaje de la libertad parte del mismo Jesús. Jesús libera al ser humano para ser lo que es: para ser hijo e hija de Dios. Pero si somos hijos e hijas de Dios, los demás no pueden esclavizarnos, no podemos otorgarle poder sobre nosotros a ningún ser humano. Si le pertenezco a Dios y no al mundo, eso me libera del poder del mundo, del poder de sus expectativas, de sus exigencias, tal como se expresa en la exigencia de pagar impuestos. Si pertenezco a Dios y no le pertenezco a ningún ser humano, eso me libera también en las relaciones con otros seres humanos. Algunos cónyuges tienen la pretensión de que la pareja se pertenezca recíprocamente. Sin duda, transitan juntos un camino y se han comprometido con él para siempre. Sin embargo, no se pertenecen el uno al otro. Antes bien, ambos pertenecen a Dios. Cada uno se encuentra en una relación directa con Dios. Esto les otorga su verdadera dignidad y al mismo tiempo su libertad.
Lo mismo vale para cada amistad. Algunos confunden la amistad con la exigencia de que el amigo está siempre disponible, que les pertenezca totalmente, que no preste atención a ninguna otra persona. Una amistad de este tipo puede transformarse en una cadena que nos esclaviza. La verdadera amistad siempre toma encuenta la libertad del amigo. Ningún ser humano me pertenece exclusivamente, sino que todos nosotros pertenecemos a Dios.
En el acompañamiento pastoral, experimento a menudo cómo las personas a quienes me dirijo sin reservas derivan de ello que tienen derecho a plantearme exigencias. Quieren disponer de mi tiempo, de mi cercanía, de mis sentimientos. No se trata de una experiencia exclusivamente mía. Muchos agentes de pastoral y terapeutas me cuentan acerca de similares expectativas con las que se ven confrontados. Para mí, el hecho de ser monje es una expresión concreta de que sólo pertenezco a Dios. Y eso me otorga libertad. Desde esa libertad me puedo brindar a las personas y acercarme a ellas sin querer, por ello, encadenarlas y encadenarme a ellas. La libertad es una relación es la condición indispensable para que algo pueda crecer."
Anselm Grün. El Secreto de la Libertad.
"Una vida no posesiva es una vida libre. Pero esta libertad solamente es posible cuando tenemos un sentimiento profundo de pertenecer. ¿A quién pertenecemos? Pertenecemos a Dios, y el Dios al que pertenecemos nos ha enviado al mundo para proclamar en su nombre que toda la creación ha sido hecha en y con amor, y que nos llama a la gratitud y el gozo. Eso es lo que significa una vida desapegada. Es una vida en la que somos libres para ofrecer nuestra alabanza y gratitud."
Henri Nouwen. La Vida no Posesiva. Pan para el Viaje.
"Santo Tomás dice (I-II, Q 34, a. 4) que el hombre es bueno cuando su voluntad disfruta lo que es bueno, y malo cuando su voluntad se delita con lo que es malo. Es virtuoso cuando alla felicidad en una vida virtuosa, y pecador cuando obtiene placer de una vida pecaminosa. Por eso, las cosas que amamos nos dicen lo que somos.
Entonces, un hombre es conocido por su fin. También es conocido por su comienzo. Y, si quieren saber cómo es cualquier momento dado, descubran cuán lejos está su comienzo y cuán cerca de su fin. También por eso, el hombre que peca a pesar de sí mismo pero no ama su pecado, no es pecador en pleno sentido de la palabra.
El hombre bueno proviene de Dios y regresa a Él. Se inicia con el don del ser y con las capacidades que Dios le ha dado. Llega a la edad de la razón y comienza a elegir. El carácter de sus elecciones ya está en gran medida influenciado por lo que le ha sucedido en los primeros años de vida y por el temperamento con que nació. Seguirá siendo influenciado por las acciones de otros a su alrededor, por los acontecimientos del mudo en que vive, por el carácter de su sociedad. Sin embargo, fundamentalmente seguirá siendo libre.
Pero la libertad humana no actúa en en vacío moral. Tampoco es necesario producir tal vacío a fin de garantizar la libertad de nuestras actividades. La coerción desde afuera, las fuertes inclinaciones temperamentales y las pasiones dentro de nosotros en nada afectan la esencia de nuestra libertad. Simplemente definen su acción imponiéndole ciertos límites. Le dan un carácter peculiar que le es propio.
Un hombre temperamentalmente irasible puede tener más propensión a la ira que otro. Pero, mientras se mantenga sensato, sigue teniendo libertad de no ser iracundo. Su inclinación a la ira es simplemente una fuerza de su carácter que puede orientarse al bien o al mal, según sus deseos. Si él desea lo malévolo, su temperamento se volverá un arma del mal contra otros hombres y hasta contra su propia alma. Si él desea lo que es bueno, su temperamento puede volverse el instrumento controlado para combatir el mal que está en él mismo y ayudar a otros hombres a superar los obstáculos que ellos encuentran en el mundo. Él permanece libre de desear tanto lo bueno como lo malo.
Sería absurdo suponer que, puesto que, a veces, la emoción interfiere con la razón, ésta carece, por lo tanto, de espacio en la vida espiritual. El cristianismo no es estoicismo. La cruz no nos santifica destruyendo el sentimiento humano. El desapego no es insensibilidad. Demasiados ascetas fracasan en convertirse en grandes santos precisamente porque sus reglas y prácticas ascéticas simplemente han matado su humanidad en vez de liberarla para que se desarrolle y enriquezca en todas sus capacidades, bajo la influencia de la gracia."
Thomas Merton. Busca Tu Humanidad. Lo Que Murmura El Viento.
"Cuando eres interiormente libre, convocas a otros a la libertad, lo sepas o no. La libertad atrae, sea donde fuere que se manifieste. Un hombre libre, una mujer libre, crean un espacio seguro donde otros querrán morar. Nuestro mundo está tan lleno de condiciones, demandas, requisitos y obligaciones que muchas veces nos preguntamos qué espera de nosotros. Pero cuando encontramos a una persona auténticamente libre, no hay expectativas, sólo una invitación a llegar hacia nuestro interior y descubrir allí nuestra propia libertad. Donde hay verdadera libertad interior, está Dios. Y es allí, donde está Dios, donde queremos estar."
Henri Nouwen. La Libertad Atrae. Pan para el Viaje.
"...El don del libre albedrío es como un talento que Dios nos concede y, como los sirvientes de la parábola, debemos hacer uso de él, no sepultarlo en la tierra. Implica que lo invirtamos en buenas acciones, acciones que correspondan a nuestra realidad y a nuestra vocación, que nos hagan al mismo tiempo más reales y más libres, a fin de que con nuestra libertad nos aproximemos más a Dios.
Pero somos libres para destruir nuestra libertad apartándonos de la fuente de la vida, de la verdad, del camino hacia Dios. Una libertad que se entrega a la ilusión es responsable de su propia ceguera y de su propia esclavización. Pero mientras preserva la capacidad de elección, da testimonio del hecho de que es capaz de hallar perfecta libertad en el amor de Dios.
Jesús dice que el hombre que vive por la vida divina, que nace de nuevo del Espíritu y no de la carne, vive una libertad misteriosa y divina. 'El viento sopla donde quiere, y oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo lo que nace del Espíritu' (Juan 3:8). San Pablo se hace eco de la enseñanza del Maestro: 'Donde está el Espíritu del Señor, allí está la libertad' (2Corintios 3:17) Y Jesús también dice: 'La verdad os hará libres' (Juan 8:32)"
Thomas Merton. El Hombre Nuevo.
"...Jesús prédica nuestra libertad del poder absoluto de las leyes. Todas las leyes están para el hombre y no al revés. Lo que corresponde realmente a nuestro ser, ésa es la norma máxima. Vivir según nuestro ser nos hará bien, porque somos libres. Y en este sentimiento por lo esencial, podemos violar también un mandamiento. San Agustín lo expresó en su famosa frase: 'Ama y haz lo que quieras.' El amor responde a nuestro ser. Si amamos, actuaremos según nuestro ser y haremos desde dentro hacia fuera lo correcto: no necesitamos aferrarnos temerosos a los mandamientos. Entonces, somos verdaderamente libres.
Jesús no solamente ha predicado la libertad frente a la ley y frente a las expectativas de los hombres, sino que también la vivió. Cuando, en sábado, estaba en la sinagoga curando al hombre de la mano paralizada, no permitió que las miradas hostiles de los fariseos lo condicionaran, sino que siguió su propio impulso. Miró a cada uno de sus enemigos lleno de ira y de aflicción. Se distanció de sus expectativas sin romper el vínculo con ellos."
Anselm Grün. Ama y haz lo que quieras. Con El corazón y Todos Los Sentidos.
"Era el hombre más libre del mundo. Ninguna atadura lo vinculaba a nada. Nada podía perder porque nada tenía. ¿A qué temer? ¿Por qué turbarse?¿Acaso no es la turbación un ejército de combate para la defensa de las propiedades amenazadas? Al que nada tiene y nada quiere tener, ¿qué le puede turbar? El hermano no tenía ropa, comida, techo. No tenía padre, madre, hermanos. No tenía prestigio, estima ciudadana, amigos, vecindario. Y ahí, en la tierra despojada y desnuda nace y crece, alto, el árbol florido de la libertad.
El Pobre de Asís (San Francisco de Asís), por no tener nada, ni tenía proyectos o ideas claras sobre su futuro, ni siquiera ideales. Aquí está la grandeza y el drama del profeta. Es un pobre hombre lanzado por una fuerza superior a un camino que nadie ha recorrido todavía, sin tener seguridad de éxito final y sin saber qué riesgos le esperan en la próxima encrucijada.
Por no saber nada, ni siquiera sabe de qué manera ser fiel a Dios al día siguiente. Le basta con ser fiel minuto a minuto. Abrir un camino, paso a paso, golpe a golpe, sin saber cuál será el paso siguiente a dar, acostarse hoy bajo las estrellas con la amapola de fidelidad en la mano sin saber cuál amapola cortará mañana, abrir los ojos cada mañana y ponerse solitariamente en camino para seguir abriendo la ruta desconocida...
Cuando fallan todas la seguridades, cuando todos los apoyos humanos se fueron al suelo y se volaron los atavíos y las vestiduras, el hombre, desnudo y libre, casi sin querer, se encuentra en las manos de Dios.
...Al tener a Dios lo tuvo todo, pero para tener a Dios tuvo que despojarse de todo."
Ignacio Larrañaga. Desnudez, Libertad, Alegría. El Pobre de Asís.
"Basta mirar la intimidad de Jesús, y pronto nos daremos cuenta de que Él no tenía una imagen inflada de sí mismo, no había en Él adhesión a su "yo" porque no tenía "yo", y por eso se comportó, en esas escenas, con tanta libertad, tanta serenidad y tanta grandeza. No le importaba nada, ni los insultos ni las injusticias. Estaba desligado de todo. Por eso se sentía libre. Porque era libre, fue libertador. Sólo los libres pueden liberar.
Al máximo despojo corresponde la máxima libertad, a la máxima libertad corresponde la máxima grandeza. En Getsemaní, el Padre asumió la voluntad de Jesús. Con esta entrega total en las manos del Padre, Jesús quedaba sin nada: no tenía discípulos, amigos, frutos de los trabajos, fama, sangre, vida... Quedaba sin nada. Si no tenía nada, no tenía nada que perder; era el hombre más libre del mundo porque era el hombre más pobre del mundo. Por eso, nunca se comportó con tanta grandeza y libertad como en las escenas de la Pasión, porque, al que nada tiene y nada quiere tener ¿qué lo puede turbar?
Si el apóstol Juan dice que, al final, se colmaron todas las medidas de amor, en Jesús, fue porque a la máxima humildad corresponde el máximo amor, lo que sucede también en la fraternidad.
...Al final nos amó sin medida porque había llegado al colmo del vaciamiento y de la humildad.
Para poder amar, es necesario ser pobre y vaciarse al máximo posible. Esta es la manera concreta y eficiente de prepararse para una hermosa fraternidad.
...Hay que comenzar por derribar estatuas (de sí mismos), retirar propiedades, desligarse de los intereses propios, vaciarse, barrer hasta los escombros, dejar todo limpio y expedito para que el hermano haga su entrada en nuestro recinto interior.
...Jesús, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz.
...Amar significa, primariamente, tomar conciencia de que estábamos soñando, acabar con la adoración de mi propia estatua, romper todas las ligaduras que me ataban a mi yo, sentirme, libre, ser lo que soy, transformar la agresión en amor, y utilizar tanta energía para estimular, animar y acoger a los hermanos. Nos sentiríamos plenos.
Si el lector hiciera una experiencia de despertar, tomaría conciencia de que la imagen que tanto le preocupaba era vana ilusión, y entonces sentiría la sensación de un tremendo alivio, automáticamente se evaporarían las antipatías, los resentimientos, y todo sería paz, unión, amor. Es una experiencia liberadora. Esta es la sabiduría.
...Este despertar es una verdadera purificación transformadora; es la conversión que nos introduce en el reino de la sabiduría. La sabiduría nos remite al reino del amor. Ahora sí podemos hablar de amor fraterno."
Ignacio Larrañaga. Despertar en Primavera. Liberación.