MAGNITUD DEL PROBLEMA
Actualmente hay una gran cantidad de personas en la sociedad que sufren algún tipo de discapacidad. Se calcula que en América Latina y el Caribe, unos 50 millones de personas, aproximadamente el 10 % de la población, tienen alguna discapacidad. Alrededor de un 82 % de ellas vive en la pobreza, menos del 20 % cuenta con seguro médico, y solamente entre el 20 y 30 % de los niños con discapacidades asiste a la escuela. "Necesitamos ofrecer oportunidades a los 600 millones de personas que presentan una u otra forma de discapacidad, ya que independientemente de sus discapacidades son tremendamente competentes" dijo el presidente del Banco Mundial, James Wolfensohn.
El 9,4 % de la población española y el 9,8 % de la catalana sufren algún tipo de discapacidad; es decir, una limitación física o psíquica que impide a quien la padece realizar una actividad diaria normal. En Chile, según la Encuesta Casen 2000, habría 788.509 personas con discapacidad, esto es el 5,3% de la población.
LOS DISCAPACITADOS EN LA IGLESIA
Estas estadísticas se reflejan en la Iglesia. Necesitamos saber cual es el porcentaje de hermanos que portan ceguera, sordera, algún tipo de inhabilidad motriz, retardo mental, etc. Consideremos que algunas familias tienen hijos con discapacidad, que algunos hermanos la adquieren por enfermedad o accidente y que en la tercera edad aumentan las posibilidades de adquirir una deficiencia.
Es una realidad de nuestras iglesias que debemos enfrentar. La mejor propuesta que tenemos es la creación de un MESON DE SAMARITANOS, es decir la formación de un pequeño grupo de hermanos llamados y capacitados para este fin. Hay que aprender a tratar a las personas con discapacidad, conocer como es el proceso psicológico que viven, en qué consiste su educación y rehabilitación, como se comunican y de qué modo pueden participar en la vida eclesial.
El samaritano debe aprender el Sistema Braille para transcribir la Biblia y otros materiales escritos para personas ciegas y el Lenguaje de Señas para comunicar la Palabra de Dios a las personas sordas. Debe recibir una capacitación espiritual y técnica para el servicio y la evangelización de las personas con discapacidad.
FUNDAMENTOS BÍBLICOS DEL MESÓN
La primera pregunta que puede surgir en la Iglesia es: ¿Por qué servir y evangelizar a las personas discapacitadas? Hay a lo menos seis poderosas razones bíblicas, aparte de la base estadística, que impulsan al Espíritu Santo hoy a movernos en esta dirección.
1) Las personas con discapacidad siempre fueron una preocupación del ministerio de Jesucristo: "los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio" (San Lucas 7:22). No sólo son un signo del poder de Dios o un símbolo de nuestra discapacidad espiritual, sino que concretamente el Maestro nos está indicando la misericordia que debemos tener hacia todos los que sufren estos problemas.
2) Hay una fuerte admonición a buscar a aquellos que padecen dolores y enfermedad, el Señor nos envía a ellos: "Ve pronto por las plazas y las calles de la ciudad, y trae acá a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos" (San Lucas 14:16-24). Su orden es traer a Su Iglesia a todos los que sufren una discapacidad.
3) Cristo ama a los discapacitados y dio su vida por ellos, porque "lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte" (1 Corintios 1:27). Se vislumbra un propósito en la salvación de las personas con discapacidad. No pensemos solamente en la posibilidad del milagro, sino en el ejemplo de fe, sumisión a la voluntad de Dios y valentía para enfrentar la adversidad, que puede servir de ejemplo para la Iglesia.
4) Este llamado se fundamenta en la Parábola del Buen Samaritano, el cual tuvo compasión de quien estaba herido y golpeado en el camino. Dios quiere que sigamos el ejemplo del buen samaritano, que "fue movido a misericordia" (San Lucas 10:33). El samaritano es un cristiano capaz de renunciar a sí mismo -bajar de su cabalgadura-, lavar las heridas del que sufre con la sangre de Jesús, ungirlas con el Espíritu Santo y vendarlas con la Palabra de Dios, para luego conducirle al Mesón.
5) El samaritanado es una visión práctica de la fe, reservada a aquellos hermanos que son llamados a ejercer un ministerio de misericordia. "La fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma" (Santiago 2:17). De seguro en su Iglesia hay algunos hermanos y hermanas que sientan este llamado de Dios. Contáctelos con nosotros y les daremos la orientación adecuada para desarrollarse como buenos samaritanos.
6) La Gran Comisión nos ordena anunciar el evangelio hasta lo último de la tierra. Los discapacitados son un pueblo no alcanzado (San Mateo 28:28). La Iglesia hace grandes esfuerzos para alcanzar las naciones, misionar en tierras lejanas. Sin embargo aquí mismo, en nuestros barrios y ciudades, muy cerca de nosotros, hay muchas personas que no oyen la Palabra de Dios, que no pueden leerla porque no ven, que no pueden acudir al templo porque no caminan, que no pueden entenderla porque les falta inteligencia y nadie hay que les explique. "¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?" (Romanos 10:15).
PARA PREDICACIONES: 787-210-3474