¡Vas a llegar!
Nadie alcanza la meta en un sólo intento. Ni perfecciona la vida en una sola rectificación. Ni alcanza altura en un sólo vuelo.
Nadie camina la vida sin haber pisado en falso muchas veces.
Nadie recoje cosecha, sin probar muchos sabores, enterrar muchas semillas, y abonar mucha tierra.
Nadie mira la vida sin acobardarse en algunas ocasiones. Ni se mete en el barco sin temerle a la tempestad. Ni llega a puerto sin remar muchas veces.
Nadie siente el amor sin probar sus lágrimas. Ni recoje rosas, sin sentir sus
espinas. Ni forma hogar sin prolongarse con otros.
nadie hace obra, sin martillar sobre su edificio. Ni cultiva amistad, sin renunciar a sí mismo. Ni se hace hombre sin sentir a Dios.
Nadie llega a la otra orilla, sin haber ido haciendo puentes al pasar.
Nadie se hace un río caudaloso, sin contar con muchos afluentes.
Nadie deja su alma lustrosa sin el pulimento de Dios.
Nadie se ve de principe, sin haberse puesto el traje defaena muchas veces.
Nadie lega al final, sin que le hayan cortado el camino, muchos tramos.
Nadie consigue su ideal sin haber pensado muchas veces que perseguía un imposible.
Nadie conoce la oportunidad, hasta que pasa por su lado y la deja ir.
Nadie encuentra el pozo de Dios, hasta caminar por la sed del desierto.
Nadie acepta cargar una cruz, hasta que Dios se la acomoda. Y se ve que puede resistirla.
Nadie se salva del naufragio, sin haber tragado mucha agua, ni saca a relucir un sueño sin haberle dado forma bajo sus alas. Ni crea una novedad, sin que le salte la duda de un disparate. Ni deja de fallar cuando tiene mucho que decidir. Nadie es luz que no parpadee, ni torre que no se mueva, ni pájaro que no se asuste, ni vida que no se atemorice, ni fortaleza que todo lo resista. Pero nadie deja de llegar, cuando tiene la claridad de un don. El crecimiento de su voluntad, la abunancia de la vida. El poder para realizarse. Y el impulso de Dios.
Si sacas todo lo que tienes. ¡Vas a llegar!.
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