"Elías era un hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses" Santiago 5:17.

A tráves de los años he notado cuántas veces ciertos hermanos y hermanas se identifican con ciertos personajes bíblicos. por ejemplo algunos dicen, "yo soy igual a Pedro, impetuoso". Otras han dicho, "me siento identificada con Rut cuando le dijo a Booz, "¿Porque he hallado gracia en tus ojos para que me reconozcas, siendo yo extranjera?" Rut 2:10. Hay personajes en la Biblia que tienen ciertas características muy loables y uno quisiera ser cómo ellos. Claro, hay otros personajes cómo Judas Iscariote o Diótrefes y nadie quiere identificarse con ellos. Juan el apóstol parece muy simpatico. Creo que todos hubieramos hubieramo deseado disfrutar de la cercanía que él tuvo con Jesús,, pues era un discípulo "al cual Dios amaba y estaba recostado al lado de Jesús" Juan 13:23. estaba tan cerca de Jesús que cuando éste anunció la traición de Judas, Pedro hizo señas a Juan "para que preguntase quién era aquel de quien hablaba" Juan 13:24.

En el Aniguo Testamento tenemos al personaje especial llamado Elías. Era profeta y de su niñez poco sabemos. En más de una ocasión Dios le mantuvo en vida de una manera milagrosa. Usó cuervos en una ocasión, y en otra una mujer viuda. Elías supo lo que significaba confiar en Dios. Fue un profeta valiente que no titubeó en reprender a dos reyes. Elías fue poderoso en la oración. Una oración suya resultó una sequía de tres años y medio y luego otra oración hizo que regresara la lluvia. Algunos se han sentidos identificados con Elías especialmente cuando han sentido deprimidos, pensando que no valía la pena seguir viviendo. Durante su vida experimentó muchos cambios en su servicio para Dios. Pero era un hombre que se dejó guiar por Dios.

Desde lo alto de la momtaña vio el poder de Dios desplegado y sintió su presencia. También escuchó la voz de Dios cómo un silbo apacible. Conoció también estar en el valle de la desilusión, pero Dios tuvo paciencia con él. Elías supo obedecer en momentos críticos. Dios le había mandado esconderse de Acab prometiendole que bebería del arroyo; "Beberás de el aroyo; y yo he mandado a los cuervos que te den allí de comer" 1 Reyes 17:4.  Cuando se secó el arroyo Querit lo mandó a Sarepta donde se encontró con una viuda muy pobre. Milagrosamente Dios proveyó para ella y su familia. A pesar de todo lo que le pasaba y sus sentimientos de ser abandonado, continuó sirviendo a Dios. El Señor le guiaba paso a paso. Elías fue usado en diferentes circunstancias y fue guiado por Dios de un lugar a otro, de un servicio a otro. Siempre  fue protegido y hubo provisión para él. Los que se identifican con Elía y sus experiencias van a aprender que nunca estarán sólos. El Señor está cerca. La voz suave que escuchó Elías le trajó consuelo. Todavía habla a nosotros. Jesús dice: "La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy cómo el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo" Juan 14:27.

Oración: Padre, gracias por tu Palabra ayúdame a dejarme guiar por ti y a servirte en todo lo que me pidas. Sé que recibiré mi recompensa en el cielo. Muchas gracias en el nombre de Jesús, amén.

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