Interdependencia
Ni el ojo puede decir a la mano: No te necesito, ni tampoco la cabeza
a los pies: No tengo necesidad de vosotros. 1 Corintios 12:21.
Dios es un Padre de muchos hijos. Se deleita en relacionarse con
ellos y. en que estos, por su parte, se relacionen entre si.
Es un
privilegio pertenecer a la familia de Dios.
Está simbolizada, en la
Biblia, por el cuerpo, que no es otra cosa sino el conjunto de órganos, o
miembros, que se relacionan entre sí.
El cuerpo no existiría sin los órganos; pero, un órgano solo no es el
cuerpo. Con este simbolismo, el Señor Jesucristo destaca la lección de
la interdependencia entre los cristianos: todos necesitamos de todos.
Los pies necesitan del corazón;
el corazón necesita de la cabeza; y la cabeza necesita de los riñones.
Nadie es superior a nadie, y nadie es mejor que el otro.
El problema es que, en ocasiones, los que más trabajan son los que menos
aparecen, y los que más aparecen son los que menos trabajan.
Por
ejemplo, en las campañas de evangelización que realizo, hay gente que
pasa toda la noche instalando el sistema
de sonido, la iluminación; o arreglando la plataforma y las sillas.
Pero, durante el evento, estas personas ni siquiera son mencionadas; yo,
que hice nada, estoy en evidencia durante el tiempo que dura la
predicación.
Aparentemente es una injusticia, pero Pablo menciona que el
ojo no puede decir: porque no soy oído no soy del cuerpo. El éxito de
la comunidad depende de la correcta interrelación e interdependencia de
los órganos.
Hay algo más: somos una iglesia en camino a la perfección, pero todavía
no somos perfectos. Por lo tanto, no siempre las cosas funcionan como tú
quieres. Pero, la solución no es omitirse, ni quedarse a un lado,
criticando al cuerpo.
¿Cuál es tu lugar dentro del cuerpo de Cristo?
Este es importantísimo,
porque ningún miembro puede vivir por mucho tiempo aislado del cuerpo.
No te preocupes si el lugar que ocupas es pequeño o grande, si es
prominente o no. Asegúrate de estar ocupando un lugar en la iglesia de
Dios.
Este es un remedio para las personas que creen que no se les presta
mucha atención. Alguien que cumple su misión dentro del cuerpo no tiene
tiempo para sentirse abandonado o rechazado; solo desarrolla su trabajo y
no tiene tiempo para lamentaciones.
Revisa hoy la manera en que te relacionas con las personas, y sé
consciente de tu interdependencia. Porque “ni el ojo puede decir a la
mano: No te necesito, ni tampoco la cabeza a los pies: No tengo
necesidad de vosotros”.
El Dios de tus padres
¡Jehová Dios de vuestros padres os haga mil veces más de lo que ahora sois, y os bendiga como os ha prometido! Deuteronomio 1:11
La llamaban Canela, por el color de su piel morena. Cuando sonreía, aparecían sus dientes, como manada de ovejas blancas en orden. Era bella, inteligente y perspicaz. Soñaba con ser abogada, y no tuvo dificultades para realizar su sueño.
En la universidad, conoció a un profesor, dueño de uno de los estudios más grandes del país. Se casó con él después de la graduación, y en pocos años se había transformado en una profesional brillante, reconocida y adinerada.
Al mirar hacia el pasado, recordaba a sus padres, gente sencilla,
llevándola a la iglesia y contándole historias bíblicas a la hora de
dormir. Todo eso le parecía tan distante e ingenuo. Consideraba aquellos
tiempos una fase superada de su vida. Su fe había desaparecido, junto
con las limitaciones de su infancia. No necesitaba de Dios. Al menos,
eso creía…
Sus padres fallecieron, tristes, por verla apartada de los caminos de
Dios. Ella nunca había deseado herirlos; siempre había sido una buena
hija. Solamente decía no necesitar de Dios. Los años transcurrieron y,
un día, la tragedia tocó su vida. Un accidente de tránsito cegó la vida
de su esposo, y la dejó condenada a una cama, para el resto de la vida.
Puedes imaginar lo que vino
después. Casi sin recursos financieros, sin salud, sin amigos, rodeada
de gente que solo se había aprovechado de su dinero, se acordó del Dios
de sus padres y clamó a él.
¿Percibiste que mucha gente considera a Dios un simple detalle,
dispensable? El ateísmo negaba la existencia de Dios, pero pasó de moda:
ser moderno, hoy, es creer en Dios e incluso concurrir a la iglesia.
Pero, eso no afecta la vida. Creer en Dios o ser fanático de un equipo
de fútbol no es muy diferente; no influye en las decisiones ni modifica la conducta. Ese Dios no es “el Dios de nuestros padres”.
El mensaje de hoy es un llamado a la renovación de los valores
espirituales, al compromiso, a una relación viva con el Dios creador del
cielo y de la tierra.
Permite que ese Dios haga la diferencia en tu vida hoy. Entrégale tu corazón.
Comprométete con él, y “que Jehová, el Dios de tus padres te haga mil
veces más de lo que ahora eres y te bendiga, como lo ha prometido”.
DIOS TE BENDIGA
CON AMOR
SILVYNA
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