Prosigamos: Deberíamos de tomar en cuenta, que todos los problemas que nos afectan a padres e hijos, se debe primordialmente a que desde un principio todo lo aplicamos con un sentido y un significado materialista en todas las cosas, es decir, la preparación y educación que recibimos y que después inculcamos en nuestros hijos, está enfocada y dirigida en ese sentido, puesto que nosotros como seres humanos nacemos, vivimos, crecemos, nos reproducimos, gozamos, sufrimos y morimos en este mundo en el que estamos inmersos desde que nacemos, y desde que la primera pareja se vio seducida en la mentira de que podrían ser autosuficientes al conocer de la ciencia, del bien y del mal. Esta situación es la que hace que nuestro cuerpo y nuestra mente en el alma se corrompan de tal manera, que hace que ignoremos, y por lo mismo no veamos, la enorme necesidad y la tremenda importancia de despertar a la consciencia, desde la mas tierna edad, a la más importante y desdeñada personalidad del ser humano, el espíritu, para que la preparación que se reciba empiece de forma correcta según el Nuevo Testamento, es decir, que cuando, en el ser humano se despierte la capacidad de razonar, es cuando nos deberíamos de ocupar por transmitir todo conocimiento en el orden de Dios y no en el orden de hombre.
En primer lugar, espiritual, para poder entender toda la enseñanza humana como algo que Dios tiene para nosotros y a quién deberíamos darle en primerísimo lugar la gloria, el honor y la alabanza, agradeciéndole y pidiéndole que utilice esos conocimientos para llevar a cabo su plan para el hombre.
En segundo lugar, mental, ya que el alma se encuentra en el mundo o dimensión espiritual donde se desarrolla la mente humana y el lugar en donde se recibe todo el conocimiento sin principio ni fin que mana de la Mente de Dios, y por añadidura, todo el conocimiento que mana de este mundo tradicional y materialista.
En tercer lugar, corporal, ya que nuestra mente transmite y siembra en nuestro cerebro la forma de conocer las profundas maravillas del Reino de Dios y las maravillas de este mundo material, para que, conociendo lo anterior, disfrutemos en armonía con todo lo que nos rodea para no continuar viviendo en el descuido, en la ambición, en la soberbia y en la violencia tradicional humana, todo lo cual podríamos evitar si en lugar de hacer las cosas con los mandamientos y enseñanzas de hombre en el Nombre de Dios, las hacemos con los mandamientos y enseñanzas de Dios a través de la Palabra de Jesús para que el cuerpo actúe de acuerdo al orden y para el propósito de Dios.
La preparación espiritual debería de ser la base primordial de todas las enseñanzas, ya que en ella se encierra el conocimiento total para encontrar la verdadera razón y el motivo fundamental de nuestra existencia.