Debemos de decir que las facultades especiales con que Dios nos proveyó, deben de ser encontradas en el ámbito de nuestra alma, las cuales son trasmitidas al cerebro o jardín del alma a través de la mente, ya que en nuestra alma es en donde se localiza la puerta de entrada a la Voluntad de Dios, la puerta de entrada a la Voluntad del Tentador, y la puerta normalmente abierta de la voluntad de hombre, cautivada ésta por la mente de su potencia intelectual, mente lógicamente seducida por el conocimiento tradicional en lo material, físico, tecnológico, científico y religioso, envueltos todos ellos en las emociones y sentimientos comunes de hombre, y cautivado todo ello por su libre albedrío, aún cuando esto se niegue. Sin embargo, todo eso en su conjunto, son los elementos primordiales que Dios utiliza en nuestro ser para abrir la puerta a los dones espirituales, que a través del mundo espiritual, Dios mismo nos participa, y eso es lo que ha hecho posible todos los adelantos científicos y tecnológicos de los que actualmente disfrutamos.
Si Dios no nos hubiera hecho partícipes de esos dones, seríamos como todos los demás seres de la Creación, y por lo mismo, no habría sido posible ningún avance en ninguna dirección en el desarrollo físico, artístico, científico, tecnológico y espiritual del género humano, por lo cual, el Dios Nuestro, nos hizo semejantes a El y nos dio el poder de razonar, de analizar, de discernir, de decidir, de actuar, e infinidad de poderes más; es decir, nos llenó de poderes humanos naturales, y por supuesto, de poderes espirituales, los cuales iremos redescubriendo poco a poco conforme a la Palabra de Dios dada a Cristo Jesús, poderes que sólo el hombre recibió de El, del Dios Omnipotente, Omnipresente, Omnisciente y Eterno, Principio y Fin de todas las cosas visibles e invisibles, y ningún otro ser de la creación fue dotado de dones así de abundantes y generosos.
Debemos reconocer todos nosotros sin excepción, que la mayoría de los dones o valores que conocemos hasta la fecha, han servido más que nada para el desarrollo científico, tecnológico y material de la humanidad, y que estos valores tradicionales nos han alejado terriblemente de los auténticos valores espirituales, por lo que este desarrollo lejos de beneficiar a todo el mundo, a servido unicamente para beneficio de unas cuantas personas que lo han aprovechado egoístamente, trayendo como consecuencia de esta actitud, el tremendo deterioro ecológico del planeta y la aflicción y pobreza de millones de personas, por lo qué, pues, queda de manifiesto, que los poderes que todos conocemos los hemos usado mal, y ese mal uso que hemos hecho de ellos lo hemos alentado y fomentado, cada vez con mayor énfasis, tanto por los aprovechados como por los afectados, éstos últimos, con la finalidad casi inconsciente de cambiar su posición de afectado a la posición de aprovechado para así aliviar su situación cualesquiera que esta sea, por lo que, por esta poderosa razón, hemos descuidado y desdeñado el conocer de nuestro espíritu adormeciendo nuestra mente para no ver, y no reconocer, y no aplicar correctamente los dones espirituales que Dios nos ofrece a través de su hijo Jesucristo que son la parte fundamental en nuestro ser para aliviar nuestras dolencias físicas y mentales, y además, para detener y corregir el enorme deterioro ecológico del planeta; Así que, para que todas nuestras necesidades espirituales, afectivas y materiales sean totalmente cubiertas deberemos buscar primeramente el Reino de Dios y su justicia, y todo lo demás vendrá por añadidura.