"Más la palabra del Señor permanece para siempre. Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada" 1 Pedro 1:25.
Siempre que abrimos las páginas
En las que, ¡palabra tuya maravillosa!
El andar del hombre en diversas eras
Nos es descrito en su historia
De fracaso, ruina y triste dolor,
La historia sin embargo hallamos:
Que el amor de Dios trae un mañana
Trás la maldad de la humanidad.
En estos tiempos en que la Palabra de Dios es puesta tan en tela de juicio, es cosa bendita pensar cómo un sólo versículo de la Escritura fue suficiente para Cristo cómo autoridad y suficiente para el diablo, que no tuvo una palabra para responder.
No me interesan las interpretaciones novedosas de las Escrituras; la nata eatá en la superficie.
Pero, ¡ah cómo es la Palabra su propia demostración, aunque desde luego nada sino el Espíritu de Dios puede darle ese poder en nosotros! Pero sólo al andar con Dios podemos extraer su dulzura y alimentarnos de ella. Creo que el Espíritu Santo es un maestro positivo a este repecto, y puede darnos, si lo considera oportuno, pensamientos desarrollados acerca de su contenido, pero si deben brotar ríos tenemos que beber por nosotros mismos cómo sedientos de ella.
Detengámonos ahora y preguntémonos. ¿En que he estado ocupando hoy mi mente? ¿En pos de qué he estado corriendo? ¿Podría decir, " La palabra de Jesús ha habitado ricamente en mí"? Bien, quizá hemos estado ocupado en cuestiones políticas, quizá con las habladurías de la vecindad, o con algunos asuntos nuestros. ¿Acaso la palabra de nuestro propio corazón, la actividad de nuestra propia mente, ha estado llenando la mayor parte del día? Esto no es de Cristo.
No hay nada más peligroso que el usar la Palabra aparte del Espíritu. No sé nada que separe más de Dios que la verdad dicha fuera de la comunión con Dios; hay en ello un peligro peculiar.
Dios no revela Sus cosas "a los sabios y entendidos", sino a los "niños". No es la fuerza de la mente humana que juzga acerca de "las cosas de Dios" la que recibe Su bendición; es el espíritu del niño que desea "la leche espiritual no adulterada". La mente más poderosa debe acudir a la Palabra de Dios cómo el recién nacido.
No hay una sóla palabra en el libro de Dios que no pueda alimentar nuestra alma.
Estudie la Biblia con oración. Bueque allí al Señor y no al conocimiento, esto también vendrá; pero el corazón está bien dirigido cuando busca al Señor.
Creo que ud. debe leer menos la Biblia (que hay que leerla) y estudiarla más. Siempre encuentro que debo estar en guardia acerca de esta cuestión. Es la enseñanza de Dios, y no la labor del hombre, la que nos hace entrar en los pensamientos y propósitos de Dios en la Biblia. No pienso que nadie va a creer que no quiero que se lea mucho, pero si deseo que se lea con Dios.
Hay un Hombre que conoce la verdad, porque Él es la verdad, que está satisfecho con la Palabra escrita, y éste es el Señor. No hay argucia de satanás que la Palabra de Dios no sea suficiente para vencerla. Cuando esta vida efímera haya concluido sólo permanecerá lo que haya sido producido por la Palabra.