Andar en amor: una decisión
El amor de Dios es revelado al hombre en la cruz del Calvario. Cuando reconocemos y
creemos en el corazón que somos perdonados por medio de Jesucristo por pura gracia
(Efesios 2:4-9). Y aceptamos y recibimos el amor de Dios sin condiciones, es cuando el
corazón del hombre está dispuesto y preparado para dar por gracia lo que por gracia ha
recibido. En el instante aceptamos el perdón de Dios y a Jesús como el Salvador de
nuestras almas viene a morar en nosotros el Espíritu Santo de Dios y juntamente con Él
llega el perfecto y verdadero amor en nuestros corazones, "y la esperanza no
avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el
Espíritu Santo que nos fue dado" Romanos 5:5.
Hay un mandamiento de parte de Dios para toda la humanidad: "Y este es su
mandamiento: Que creamos en el nombre se su Hijo Jesucristo, y nos amemos los unos
a los otros como nos lo ha mandado" 1 Juan 3:23.
Este mandamiento consta de 2 partes (creer y amar) y las dos van de la mano. FE Y
AMOR. Creemos, cuando el amor de Dios nos es revelado en Jesús, y podemos amar
cuando hemos creído. "Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la
circunscisión, sino la fe que obra por el amor" Gálatas 5:6.
"El justo por la fe vivirá" Romanos 1:17. La verdadera FE no es una fe fingida, ni es un
esfuerzo humano, es un don de Dios a nuestras vidas cuyo autor y consumador es
Jesús mismo; la verdadera FE es aquella que obra por el AMOR. Si el justo por la FE
vivirá y la FE obra por AMOR, pues para pemanecer en la FE es necesario que
permanezcamos en el AMOR.
¿Cuántas personas habrá lo suficientemente valientes, honestas y sinceras como para
aceptar a sí mismas que en ocasiones no han permanecido en el AMOR aun siendo
cristianas? ¿Cuántos cristianos, habiendo recibido el amor de Dios en sus corazones,
viven todavía como si no lo hubieran recibido?.
Reconozcamos y aceptemos que no estamos amando como Dios nos demanda en su
Palabra. Consideremos que debemos ser perfeccionados en el amor y tomemos la
decisión de amar; ejercitando nuestra voluntad para quere obedecer el mandamiento de
Dios.
"Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. Y andad en amor, como también
Cristo nos amó, y se entregó a sí miismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en
olor fragante" Efesios 5:1-2.
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