El amor de Dios es incondicional

"Por un breve momento te abandoné, pero te recogeré con grandes misericordias. Con un poco de ira escondí mi rostro de ti por un momento; pero con misericordia eterna tendré compasión de ti, dijo Jehová tu Redentor"

(Isaías 54:7-8).

El ser humano es por naturaleza selectivo. Elegimos con quién estar, a quién querer, como querer. En estos días previos a las fiestas se generan algunos problemas familiares porque es necesario reunirse con algunos familiares con los que preferiríamos no ver. Se repite el problema en la reuniones de fin de año de las empresas, donde algunos empleados prefieren no asistir al evento por no sentarse juntos con otros.

No podemos ser amigos de todos, y existen personas desagradables (es muy posible que cada uno de nosotros seamos desagradables para varios otros, aunque querríamos negarlo). Cada uno elige a quién querer y con quién estar, y en esa elección siempre hay intereses creados. El amor de los seres humanos siempre está acondicionado

a lo que se espera recibir. Quien pretenda negar esta realida se esta engañando a sí mismo.

Mientras leía este capítulo de Isaías, Dios me hizo comprender porque Él es Dios y yo un simple mortal. Lo que para

mí es una regla de vida, y casi imposible de modificar, para Dios es un concepto que no aplica. Dios es la justicia eterna. Es completamente perfecto. No hay nadie como Él. Y podría pretender recibir en correspondencia a la forma en que Él da. Así ssomos los mortales, y así exigimos los mortales.

Pero Dios no es así (¡¡gracias a Dios!!). Porque Dios es amor. Estaba enfadado don el pueblo de Israel y lo castigó

con dureza. Su justicia aplicí con todo su rigor, pero luego afloró nuevamente su amor y volvió a tener compasión.

Estuvo enojado un rato, pero jamás dejo de ser su Redentor.

Con nosotros Dios actúa de la misma manera. Le ofende y molesta nuestro pecado. Detesta que nos equivoquemos,

Le duele nuestra indiferencia, pero no demanda que lo amemos como Él nos ama. Eso sería imposible para nosotros.

Eso sería imposible para nosotros. Y a pesar de todo eso, su amor por usted y por mí es perfecto, absoluto, eterno, y permanente.

Piense en lo mucho que Dios le ama, y trate de mejorar su devoción. ¡Mire si Dios fuera como nosotros!.