La Sana Doctrina
El mundo evangélico de hoy esta plagado de "predicadores" y
"predicadoras". Podríamos decir que existen un número de impulsados y de
auto-impulsados, o sea los que surgen por la manipulación de las
circunstancias en reuniones místicas (muy espirituales según ellos) o de
sueños y visiones de las cuales muchos de ellos dice que predican a Cristo
pero no doctrina.
Su hipótesis surge de la siguiente expresión: "el amor une y la docrina desune"
Este tipo de afirmaciones, frecuentemente en nuestros días, genera confusión
acerca de la importancia de la doctrina, preséntandola como contraria a la
predicación efectiva del evangelio y enemiga del cuerpo de Cristo, entonces
la pregunta que todo cristiano debe hacerse es la siguiente: ¿es posible que
la doctrina realmente divida? Sin ir más lejos en el libro de los Hechos se nos
ddice que los primeros cristianos "perseveraban en la doctrina de los
apótoles..." (Hechos 2:42). Luego se describe la vida cotidiana señalando
que "los que habían creído estaban juntos" (V.44), "perseverando unanimes
cada día" (v.45). Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que tenían que
ser salvos" (v.47).
Como es evidente, la perseverancia en la doctrina no afectaba a la unidad;
al contrario, era un factor determinante para mantenerla. Por otro lado,
tampoco estorbaba la predicación, que era vigorosa y efectiva. En resumen la
la sana doctrina une y fortalece al cuerpo de Cristo, es decir a la Iglesia.
Nadie puede crecer saludablemente comiendo comida en mal estado ya que
terminará enfermo y muy debilitado.
"Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la
comunión unos con otros, en el compartimiento del
pan y en las oraciones" Hechos 2:42.
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