Un helado para el alma
"Pero Jesús dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de tales es el reino de los cielos" Mateo 19:14.
La semana pasada lleve a mi nieto a comer a un restaurante. Mi nieto que tienes seis años me preguntó si podía bendecir la mesa antes de comer lo que nos habían traído. Mientras inclinabamos nuestras cabezas, mi nieto dijo:
Dios es bueno, Dios es grande. Tedoy gracias por los alimentos que vamos a comer y te agradecería aún más si la aabuela nos da un helado de postre. Y que haya amor en todos.
Junto a algunas risas que provenían de las mesas de al lado, escuche a una mujer decir:
Eso es lo malo de este país. Los niños de hoy ni siquiera saben como orar. Preguntarle a Dios por un helado, ¡Qué tontería!.
Al escuchar tan duro comentario, mi nieto rompió a llorar y me pregunto si había hecho algo malo y si Dios estaría molesto con él. Lo abrace y seque sus lágrimas y le dije que había un buen trabajo y que Dios de ninguna estaría molesto con él.
tan pronto termine de decir estas palabras cuando un anciano se aproximó a nuestra mesa. Le hizo un pequeño guiño a mi nieto, se agacho a su lado y le dijo:
Estoy seguro que Dios penso que era muy buena tu oración.
¿En verdad lo cree, respondió mi nieto?
Totalmente seguro. Luego en susurros le dijo: "Es lamentable que ella, señalando a la mujer con el dedo, nunca le pida a Dios por un helado. Aveces es bueno unpoco de helado para las almas".
Naturalmente compre helados para todos para el postre. Luego de terminar su helado (Cristian) mi nieto se quedó un poco pensativo e hizo algo que nunca olvidaré en el resto de mi vida.
Sirvió un poco de helado en uno de los platos que había sobre la mesa y sin pronunciar palabra se encaminó por el restaurante y se paró enfrente a la señora.
Con una sonrisa le dijo:
Esto es para usted. A veces, el helado es bueno para las almas y la mía ya tuvo suficiente.
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