Es muy importante entender que todo lo malo que pensemos nos puede causar problemas, ya sea propiamente mental o propiamente físico. El pensamiento es fuerza creadora y es muy importante estar pendiente con todo pensamiento malo, tendremos una reacción desorganizada en nuestra propia mente y en nuestro cuerpo físico.
Todo lo que pensamos causa esa reacción dentro de nosotros que además tenemos que sumar que nuestro pensamiento si lo creamos con una vibración mental baja se unirá inmediatamente a otros de igual condición, de lo contrario, si son pensamientos buenos, eso hace que nuestra condición vibratoria sea mejor, mas elevada, uniendo nuestros pensamientos a otros pensamientos mejor organizados y más sanos.
Tenemos que comprender que nuestra mente siempre está generando pensamientos que su fuente esta en el espíritu, en nuestra alma, por lo tanto, es importante que siempre pongamos especial atención con lo que pensamos, pues mientras pensamos esos pensamientos se van extendiendo a nuestro alrededor y hace que atraiga a otros que piensen igual, es como si todo lo que pensamos lo dijéramos a través de un altavoz, lo escucharía cualquiera en su radio de acción.
Todo pensamiento atrae a otro pensamiento igual, y como a nuestro alrededor tenemos un mundo espiritual, esos espíritus que piensen igual vendrán a nuestro lado por la ley de afinidad, esto es, todo individuo pensante atrae a otro igual. En la actualidad no se tiene muy presente lo que la criatura humana piensa, pues mientras nosotros pensamos creamos como una especie de atracción que vendrán con nosotros haya donde estemos.
Nuestros pensamientos deben de ser siempre observados y siempre tenemos que tener prudencia, nunca hablemos mal de nadie, pues esos pensamientos tóxicos pueden perjudicar a la persona pero también ese mal que provocamos, toma mucha atención, volverá a nosotros con inquietudes o con mal estar.
Por eso no hablemos mal de nadie, no odiemos a nadie, tengamos nuestro pensamiento más elevado, no tenemos que preocuparnos que otros hablen mal de nosotros, o que otros nos odien, eso no es lo importante, lo importante es que nosotros no lo hagamos, porque los pensamientos que creamos y pensamos mal de alguien eso lo creamos nosotros y todo mal que se crea vuelve a la fuente, también eso ocurre con buenos pensamientos que nos generaran tranquilidad y mas felicidad disponiendo poco a poco de una mente sana.
Por esto, siempre tenemos que intentar gobernar lo que pensamos, entender que todo nuestro pensamiento alejado de las enseñanzas de Jesús, nos puede causar sufrimientos y que todo pensamiento bueno nos dará calma.
Siempre buscamos un medico cuando sentimos dolor en nuestro cuerpo, entre tanto, busquemos a Jesús para nuestra alma, con pensamientos buenos y más sanos. Si no hacemos determinadas cosas para no dañar nuestro cuerpo, si comemos cosas sanas para no engordar, si hacemos deporte para estar más sanos, si cuidamos nuestra imagen, con peinados modernos, con maquillaje y bronceados para resaltar nuestra elegancia y compramos vestidos y trajes para tener una imagen elegante, si cuidamos todo lo exterior y no procuramos cuidar nuestro interior, nuestro pensamiento, entonces nuestro exterior comenzara a dañarse en cualquier momento, porque pensamientos negativos producen enfermedades en el cuerpo, la cólera perjudica el corazón, la tensión, la ansiedad, enferma el estomago, todo lo que pensemos si está mal enfocado causara un dolor en nuestro organismo.
Por esta razón y por muchas otras tengamos presente que cuidar nuestro exterior es necesario, pero nuestro interior es imprescindible.
Comencemos a tener pensamientos saludables, y si tenemos rencor, la envidia, los celos, el odio, tengamos cuidado y no los mantengamos en nuestro interior, tengamos siempre una actitud positiva en frente de la vida y vivíamos siempre con alegría confiando en Dios y nunca nos dejemos arrastras por la tristeza ni por el desaliento, pues esta, también, nos pueden arrastrar a la depresión que es como una bomba en nuestro interior que siempre tenemos que evitar.
Confiemos en Dios y aprendemos de Jesús.