«Mirad pues con diligencia, como andéis, no como necios, sino como inteligentes.» - Efesios 5.15
San Pablo reitera el cuidado de nuestra conducta y la exhortación a ser inteligentes. A este versículo debemos quizá relacionarlo con el versículo 17, donde dice: «... no sean irreflexivos; al contrario, traten de descubrir cuál es la voluntad de Dios». De manera que vivir con inteligencia es sinónimo de tratar de entender la voluntad de Dios y vivir de acuerdo con ella. Y no es difícil conocer la voluntad de Dios. Él nos la da a entender por medio de su Espíritu Santo que habita en nosotros. La revela en su Palabra escrita, la Biblia, y en su Palabra encarnada, la persona de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo.
Cuando a nuestro alrededor cada uno trata de hacer su propia voluntad y piensa solamente en su propio beneficio, reina el lema "sálvese quien pueda y como pueda", cuando los seres humanos se creen sus propios amos y dioses, y se creen incluso dueños de la vida de los demás, a esto el apóstol lo llama actuar tonta y neciamente. Son caminos que llevan a la destrucción y a la muerte.
Dios hoy nos invita a poner en práctica otro criterio. Nos alienta, a que como hijos suyos, lo busquemos primeramente a Él y su justicia. Que dejemos que Él nos gobierne. Que Él nos llene del Espíritu Santo. Y, como dice el refrán: "De aquello que está lleno el corazón habla la boca", podremos alabarle, adorarle, darle gracias: Podremos también aliviar, alentar, consolar y alegrar a las personas que nos rodean.