Fe en medio de las pruebas
Cristina maneja torpemente las llaves, abre la puerta, y se
derrumba llorando sobre su cama. ¿Por qué hoy Señor?,
clama ella. La pérdida de su empleo llega después de una
larga lista de decepciones que comenzaron con su divorcio
dos años atrás. Entoces vino la muerte de su padre el año
pasado. Sólo hace una semana que recibió una llamada de
su hijo diciendole que abandonaba el colegio y madre
regresando al hospital batallando contra el cáncer. Y ahora
esto ¿Cómo puede estar ocurriendo todo esto?.
Preguntas en medio de lágrimas llenan sus oraciones esa
noche. ¿Por qué es si yo hago lo correcto, pero no hay
alivio? ¿Cómo puedes permitir que eso me suceda? ¿Donde
estás, Dios?
Algunas veces se siente sólo como que estamos golpeando
las puertas del cielo, pero nos preguntamos aún si hay
alguien al otro lado. Gracias a Dios, encontramos esta misma
expresión franca en los Salmos, donde hombres devotos
también cuestionaron al Señor. En el Salmo 42 el salmista se
lamenta, "Por qué me has ovlvidado"(v.9) Y en el Salmo 43 él
clama, "¿Porque me has rechazado?" v.2.
En el Salmo 22. David cuestiona a Dios en un momento de
total desesperación.
"Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?
¿Por qué estás tan lejos de mi salvación,
y de las palabras de mi clamor?
Dios mío, clamó de día, y no respondes;
Y de noche, y no hay para mí reposo" Salmo 22:1-2.
Se siente como si Dios ha abandonado a David, lo ha dejado
en la misería, lo ha rechazado. ¿Se ha sentido usted tan
acongojado y solo que usted susurra gemifos y quejas de
angustia? ¿Donde está Dios? ¿Lo ha abandonqado a usted?
Las palabras fluyen en torrentes de dolor y emoción, algunas
veces agitadas por el enojo y llenas del dolor que sentimos.
Pero el Salmo 22 continua. Envuelto en una batalla entre su
mente y su corazón, David dice:
"Pero tú eres santo,
Tú que habitas entre
las alabanzas de Israel" v.3.
La batalla entre sentir y conocer el amor de Dios es una a la
cuál todos nos enfrentamos. Sabemos que Dios nos tiene
exactamente donde Él quiere, ¡pero nos sentimos aplastados
por las circunstancias! Perdemos un ser querido, una carrera,
un matrimonio, un sueño. Y clamamos, ¿Cómo puedo seguir
confiando en Dios?.
En este salmo David recuerda quién es Dios y lo que Él ha
hecho en el pasado. Estos dos principios de guía importantes
nos pueden sacar del borde de la duda que se desmorona y
guiarnos a la tierra solida de la fe.
Recordando el corazón de Dios
Peimeramente la naturaleza fundamental de Dios es buena.
Él es un Dios confiable, que libera, salva, y redime, y nos ama.
En nuestra noche oscura de desesperación, el único lugar
donde podemos ir es Aquel donde David fue para aclamar
sinceramente al Señor, buscando en Él refugio. Nuestra
esperanza se basa en recordar quién es Dios. Él es el "Santo"
dice el salmista (Salmo 22:3). Él es "él es compasivo y
clemente, lento en la ira y grande en misericordia" Salmo108:3.
La esperanza para Cristina y para todos nosotros frente a una
dificultad económica, a un dolor emocional, o al agijón de la
muerte, reside en conocer el carácter de Dios. La Biblia nos
recuerda que Su naturaleza intrínsica es buen, compasiva,
sensible. Fiel. Amable. Confiable.
Conclusión: En su dolor, Cristina sólo podía sentir la angustia
de perder su empleo y la frustación de todas sus batallas.Como
un Padre amoroso, Dios quiere que llevemos esas cargas a Él,
quiere que vertamos nuestros temores y nuestro dolores ante
Él. Pero en medio de todo eso, Él nos ofrece la estabilidad de
su carácter y sus alentadoras bendiciones. Cómo el maravilloso
himno antigüo Gracia Admirable proclama: "La gracia me libró
de perdición". Y me lleva al hogar.
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Fondo Damarit
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