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¿Amargura o dulzor?
"Y llegaron a Mara y no pudieron beber sus aguas porque eran amargas" Éxodo 15:22-27
El pueblo de Dios acababa de salir de Egipto con el poder de Dios. Terminaban de ver la mano de Dios moviendose a favor de ellos, abriendo el Mar Rojo y sepultando bajo sus aguas a todo el ejército del Faraón. Comenzaban una corta caminata cruzando por el desierto, y estaban a punto de entrar a poseer la Tierra Prometida. Sin embargo tuvieron una sed apremiante (agua), y la sufrieron durante tres días. Finalmente hallaron agua. Por fin su necesida sería satisfecha. O al menos así lo parecía. Lamentablemente esas aguas eran amargas, no se podían beber. Y entonces sobrevino la frustación.
Y me pregunto cuántas veces a pesar de haber visto la mano de Dios obrar poderosamente a mi favor, cuántas veces un problema que se presenta a mi vida, me desestabiliza, y se me presenta como una dificultad, sin solución, irremediable, generando frustación, produciendo quejas.
El pueblo de Dios se quejó. Moisés, en cambio clamó a Dios. La queja es un callejón sin salida. Pero, al clamar a Dios, Él muestra lo que se debe hacer. Y al haacer lo que Dios indica, el problema es resuelto y la necesidad, finalmente es satisfecha. Y no sólo eso, sino que después de MARA, viene ELIM.
Mara es el desierto. Es lugar de prueba, lugar de amargura y frustación. Es también lugar de clamor. Y es apenas, una estación. Una parada en el trayecto a la Tierra de la Promesa. En nuestro peregrinar cristiano, también se nos presenta Mara en más una ocasión. La pregunta es: ¿Me quejo, y me estanco en la queja y la amrgura? ¿O clamó a
Dios, y sigo sus indicaciones y veo la transformación de esa circunstancia adversa en una bendición?.
Elim es lugar de provisión divina, de refresco, de descanso, de satisfacción de la necesidad. Es una estación en la que disfruto de la provisión de Dios que trae reposo al alma. No se cuáles sean sus circunstancias actuales, pero si se que de algún modo tendrá que pasar por Mara. Tengálo presente es apenas una parada. Allí Dios le prueba para que vea cómo está su corazón. No se queje. Clame a Dios y deje que Él le muestre la salida. Aliéntese. Pronto llegará a ELIM.
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