Arrojemos nuestros ídolos
Sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero… Hijitos, guardaos de los ídolos.
1 Juan 5:20-21
Arrojará el hombre sus ídolos…
Isaías 31:7
Se dice que en Islandia, cuando su tribu adoptó el cristianismo, el jefe de los vikingos de cierta región lanzó a una cascada las efigies de los antiguos dioses. Así demostraba que renunciaba a los ídolos. Esta acción ¿tuvo efectos duraderos?
Hagamos el balance de nuestra vida cristiana. Desde nuestra conversión a Jesucristo, ¿hemos velado para arrojar, tan a menudo como sea necesario, esos ídolos que cargan nuestro corazón? Tales ídolos pueden llamarse dinero, deporte, cultura, ocio, trabajo. Éstos pueden parecernos legítimos o inofensivos a primera vista, pero acaban por ahogar la vida divina en nosotros. ¡Nuestra sociedad tiene tanto que ofrecernos para tentarnos!
Pero si el Señor Jesús llena nuestro corazón, daremos la espalda a los ídolos que nos sedujeron en un tiempo. ¡Éstos ya no nos atraerán! Si el Señor Jesús sacia todas nuestras necesidades, podremos decir con el Salmo 23: “Mi copa está rebosando” (v. 5).
Si usted todavía está bajo el dominio de este mundo que lo tiene esclavizado, tómese el tiempo para mirar al verdadero Dios que ama a todos los humanos. Dios dio a su Hijo Jesucristo para salvarnos, para liberarnos de esas cadenas de esclavitud y darnos la vida eterna. Haga como esos creyentes que se convirtieron “de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero” (1 Tesalonicenses 1:9).
Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY
(Suiza)