¿Sepultado O No?
."Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los
muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva" Romanos 6:4.
Un nativo entró en un río para ser bautizado.
El misionero cogió una lanza grande y la fijó al lecho del río para que se pudiera afirmar en el lugar. Accidentalmente,
el misionero acabó hiriendo el pie del nativo la clvo en el fondo del agüa. El nativo no se movió y nada habló.
Después de la ceremonia, cuando el hecho fue descubierto, le preguntaron al nativo porque no había dicho nada.
"Pensé que era parte de la ceremonia" , contestó él. De cierta forma él estaba en lo correcto. Al pasar por el bautismo, una persona debía estar confirmando públicamente que está lista a sufrir por el Señor Jesucristo en cuyo
nombre esta siendo bautizada.
¿Hasta que punto estamos dispuestos a agüantar afrentas en el nombre de Jesús? ¿Estamos representando, dignamente al Señor en este mundo? ¿Hemos andado, como Santos del Señor, de la misma forma qué Él anduvo?.
Muchas veces nuestra "nueva criatura" ha vivido en pequeños y cortos espacios de tiempo. Si todo va bien, si todos nos
abrazan y elogian, sonreimos y decimos frases llenas de alegría y de poder. En el primer instante en que nos sentimos
"ultrajados" y ya no nos abrazan y nos sonrien, sacamos nuestras armas carnales y arremetemos a todo y a todos,
haciendo desaparecer lo que parecía espiritual y Santo de nuestra vida.
Una de las frases más comunes que pronunciamos en tales ocasiones es: "¡Soy de Cristo pero no dejo a nadie pisar mi pie"!.
En verdad no fuimos sepultados. Continuamos viviendo doblemente. Santos en determinadas ocasiones, y carnales en otras.
Mi vieja criatura para verguenza mía aflora a vesces. ¿Y la suya?