“Algunos de los escribas y fariseos dijeron a Jesús: Maestro, queremos ver un signo tuyo”. Mateo 12:38
Si en algo se nos insiste en la Biblia y después en la “reflexión teológica” en toda la enseñanza que hemos aprendido acerca de nuestra vida “terrena” como hijos de Dios estará marcada por una constante lucha por tratar de vivir nuestra fe; es decir como hacer, “actual” aquí y ahora todo loa que me dice la Biblia?; como “traducir” en obras hacia mi vida y hacia mi prójimo las palabras de Jesús?.
Y es que, como humanos, no podemos dejar de comprobar lo difícil, lo penoso, lo arriesgado que significa enfrentarse valerosamente cada día a nuestras realidades y experiencias.
Si, sabemos por la Biblia y el “catecismo” que Dios es bueno, que esta presente en todas partes, que viene en auxilio de nuestra necesidades y angustias, pero muchas veces, como los escribas y fariseos, “queremos ver un signo de Jesús” un “milagrito” suyo, que venga a aliviarnos a solucionarnos problemas con su “varita mágica” a quitarnos responsabilidades, etc. pero Dios que nos ha prometido y engendro su mayor “Signo” Jesucristo, un hombre que toma sobre si toda la carga de la dura realidad humana… y muere por ella! Exclamando: ”Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu!” Este debe ser también, nuestro grito confiado al Padre encomendandole toda nuestra vida, aceptando totalmente y generosamente en el amor de su voluntad para nuestra vida diaria, porque: “no se nos dará otro signo…” (Mt. 12: 39).
Haz tuyo este grito confiado al Padre al iniciar todos los días tus actividades y veras el inmenso fruto que producen tus obras.
Reflexionemos en silencio.
Del Salmo 49: Dios salva al que cumple su voluntad