“Cuando se iba de allí, vio Jesús a un hombre que se llamaba Mateo, sentado en la oficina de impuestos, y le dijo: Sígueme. El se levanto y lo siguió. Mateo 9:9.
Jesús no quiere a Mateo para sentarlo de nuevo al mostrador y que recaude por cuenta del Padre que esta en los cielos. No lo transforma en un experto “negociante de Dios“.
Pedro y Andres, Santiago y Juan pasan de ser pescadores de peces a “pescadores de hombres”. Pero Mateo no es transformado en recaudador de los impuesto debidos a Dios.
De ahora en adelante tendrá que aprender a dar, no a recaudar o reivindicar.
El Reino se ofrece gratuitamente, no hay necesidad de que nadie pague impuestos, ni que se selle algún documento. Pero no es solo Mateo quien es arrancado del mostrador de los impuestos. Jesús quita al mismo Dios de ese mostrador donde le habían colocado, y aun hoy, una cierta mentalidad religiosa.
El significado de la vocación de Mateo es también este: Dios, no es un cobrador de impuestos. No se compra el amor de Dios con dinero u otras ofrendas. La misericordia exige un corazón transformado, nada mas.
Ante la abundancia de misericordia, solo podemos ser, felizmente, deudores. Nos ponemos al día con Dios, no ofreciendo sacrificios, u otras cosas materiales, o suministrando tributos religiosos varios, sino recibiendo, volviendo a recibir. No hay impuestos divinos que pagar. Hay únicamente que dejarse amor y ser capaces de amar. Jesús, así , no solo elimina las barreras que impiden el encuentro entro los hombres, sino que levanta todas las barreras que no permiten acercarse a un Dios de misericordia que esta en todas partes, que entre por todos los lugares, ,que entabla relación con cualquiera.
Pero jamas se ha sentado tras el mostrador de impuestos.
Del Salmo 18: El mensaje del Señor resuena en toda la tierra