Consecuencias del pecado.
Se oye hablar con frecuencia que el pecado trae su irremediable consecuencia. Consecuencias, generalmente relacionadas, con el severo juicio de Dios. Y efectivamente así es. El libro de Isaías y Jeremías, por ejemplo, están repletos de profecías catastróficas en contra de Israel y Judá, precisamente como consecuencia del pecado. Juicios que usted podrá leer en estos libros, en extremo dolorosos. Juicios tan severos que solo por estar escritos en la Biblia uno puede creerlos.
Por este motivo, cuando hemos pecado o vivimos en pecado, podríamos estar en extremo ansiosos o preocupados por lo que pueda acontecer con el castigo de Dios. Aunque creemos que al confesar nuestro pecado Dios nos perdona, sabemos que quedamos expuestos a sus correspondientes maldiciones. Sabemos que Dios no nos va a bendecir. Como se indica en estos libros, Dios no estará con nosotros en nuestras calamidades. Es más, cuando acudamos a Él, nos dará la espalda.
Adjunto parte del capítulo 18 de Jeremías:
Jeremías 18
Parábola del alfarero
18 Ésta es la palabra del Señor, que vino a Jeremías: 2 «Baja ahora mismo a la casa del alfarero, y allí te comunicaré mi mensaje.»
3 Entonces bajé a la casa del alfarero, y lo encontré trabajando en el torno. 4 Pero la vasija que estaba modelando se le deshizo en las manos; así que volvió a hacer otra vasija, hasta que le pareció que le había quedado bien.
5 En ese momento la palabra del Señor vino a mí, y me dijo: 6 «Pueblo de Israel, ¿acaso no puedo hacer con ustedes lo mismo que hace este alfarero con el barro? —afirma el Señor—. Ustedes, pueblo de Israel, son en mis manos como el barro en las manos del alfarero. 7 En un momento puedo hablar de arrancar, derribar y destruir a una nación o a un reino; 8 pero si la nación de la cual hablé se *arrepiente de su maldad, también yo me arrepentiré del castigo que había pensado infligirles. 9 En otro momento puedo hablar de construir y plantar a una nación o a un reino. 10 Pero si esa nación hace lo malo ante mis ojos y no me obedece, me arrepentiré del bien que había pensado hacerles. 11 Y ahora habla con los habitantes de Judá y de Jerusalén, y adviérteles que así dice el Señor: "Estoy preparando una calamidad contra ustedes, y elaborando un plan en su contra. ¡Vuélvanse ya de su mal *camino; enmienden su conducta y sus acciones!" 12 Ellos objetarán: "Es inútil. Vamos a seguir nuestros propios planes", y cada uno cometerá la maldad que le dicte su obstinado *corazón.»
En este como en varios pasajes más se toca el mismo tema. Cuando andamos en pecado, Dios hace los respectivos planes para emitir juicio contra nosotros. No obstante si realmente nos arrepentimos, Dios también se arrepiente de su juicio o castigo. Es decir, no es correcto decir que Dios nos perdona pero que las consecuencias de ese pecado son inevitables. Si cualquiera de ustedes se encuentra en esta situación, lo que requiere es un arrepentimiento de inmediato. Un cambio de mente y corazón total. Y Dios olvidará el juicio que haya planeado. Lo mismo ocurrirá a la inversa. Si empezamos a pecar, Dios se arrepentirá de las bendiciones que haya determinado darnos.
La paz.
Jorge.
lO RECIBI Y LO COMPARTO
Que dios los bendiga ricamente
Malaika
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