De vez en cuando aparece algún loco que vaticina el fin del mundo para determinada fecha, pero no sucede nada, y es estúpido preocuparse por el fin del mundo, no tiene sentido, todos sin excepción vamos a morir y ese día será el fin del mundo para esa persona, y eso si es importante porque no sabemos ni el día ni la hora, ese mismo día será también su juicio final.
Como no sabemos ni el día ni la hora, debemos estar preparado permanentemente, es decir, estar convertido, se habla de la conversión pero nadie lo explica.
La conversión es también el arrepentimiento, un cambio de vida tal como nos enseña Jesús en su Evangelio.
El enemigo que tenemos para nuestra conversión, es la vanidad, la codicia, el egoísmo, la indiferencia, y las tentaciones de una vida de lujos y placeres.
Es una lucha interna en hacer lo que nos pide Dios o hacer lo que queremos según nuestro apetito como seres humanos.
Nadie tiene excusas, si alguien cree no poder, sepa que contamos con la ayuda de Dios en todo momento y con Dios todo es posible para el hombre gracias a Jesús.
La siguiente lectura es el modelo de persona en la que Dios quiere que seamos convertidos, antes de Cristo era imposible, ahora con Cristo todo lo podemos.
Prácticas religiosas, Limosnas
Mateo 6.1-8
1 guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres,
ser vistos de ellos; de otra manera no tendreis
recompensa de vuestro Padre que está en los cielos.
2 Cuando, des limosna, no hagas tocar la trompeta delante de ti,
como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles,
para ser alabados por los hombres;
de cierto os digo que ya tienen su recompensa.
3 Más cuando tú des limosna que no sepa tu izquierda lo que hace
tu derecha,
4 Para que tu limosna sea en secreto; y tu Padre que ve
en lo secreto te recompensará en lo público.
5 Y cuando ores, no seas como los hipócritas; ellos aman el orar
en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles,
para ser vistos de los hombres;
de cierto os digo que ya tienen su recompensa.
6 Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta,
ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo
secreto te recompensará en público.
7 Y orando no useia vanas repeticiones, como los gentiles,
que piensan que por su palabería serán oídos.
8 No os hagáis, pues, semejante a ellos; porque vuestro Padre
sabe de qué cosas tenéis necesidad,
antes de que vosotros le pidáis.