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La duda, un obstáculo para recibir respuesta
"Al instante Jesús extendiendo la mano; lo sostuvo y le dijo: Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?" Mateo 14:31. "Viendo el pueblo vio que Moisés tardaba en bajar del monte, se acercaron entonces a Aarón, y le dijeron: Levántate, haznos dioses que vayan delante de nosotros; porque a este Moisés, el varón que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos qué le haya acontecido" Éxodo 32:1.
La duda y el temor son los enemigos gemelos de la fe. A veces hasta usurpan el lugar de la fe, y aunque nos pongamos a orar, la oración que ofrecemos está llena de inquietud, angustia y quejas. Pedro falló en su caminata sobre el mar de Galilea porque permitió que las olas al romper sobre él le quitaran el el poder de su fe. Sacando sus ojos del Señor y mirando el agua amenazadora a su alrederor, comenzó a hundirse y a pedir socorro angustiosamente.
Las dudas nunca deben ser permitidas, ni tampoco podemos dejar que nuestra mente "elabore" temores a su antojo. Ningún hijo de Dios debe hacerse martir del miedo y de la duda. El albergar dudas acerca de Dios, no da crédito a la capacidad mental de ningún hombre, ni el tal puede esperar recibir consolación con una actitud semejante. Debemos quitar los ojos del yo, de nuestra propia debilidad e inquietud; y permitir que ellos descasen solamente en el poder de Dios. "No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón" Heb.10:35. Una fe sencilla pero firme, vivida día a día, disipará todo temor y sombra de duda.
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Pastor Jaime Batista Cortes
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