Y es que no podemos negar que cuando llegamos a un estado en donde los ánimos
están caldeados es muy difícil no soltar el palabrerillo que daña, pero es ahí en donde en el proverbista llama PRUDENTE al que refrena su lengua.
¿Cuánta prudencia necesitamos en nuestro diario vivir?, sin duda que si la necesitamos, porque no se trata de dañar a las personas con nuestras palabras, más aun cuando somos hijos del Dios viviente, sino que nuestras palabras tendrían que ser medicina en lugar de veneno.
Proverbios 12: 18 dice: Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada; Mas la lengua de los sabios es medicina.
Que lindo seria que cada uno de nosotros entendiera que para discutir se necesitan dos y que nosotros como hijos de Dios no deberíamos prestarnos a tal. Que nuestras palabras en lugar de golpes de espada puedan ser medicina para el alma, que de nuestra boca salgan palabras que apacigüen el momento y no que lo enciendan.
Yo se que es difícil quedarse callado en las discusiones, mas aun es difícil dar nuestro brazo a torcer, pero es ahí en donde realmente se demuestra que ya no somos los mismos, que Cristo a cambiado nuestro ser, que ahora ya no vivo yo, mas Cristo vive en mi. Es ahí en donde se demuestra realmente quien es un verdadero seguidor de Cristo, pues el seguidor de Cristo tratara de evitar las discusiones airosas y lejos de dar golpes de espada con sus palabras tratara de ser medicina.
BENDICIONES