Cuando el deseo de morir tome cuenta de tu ser, recuerda que
tu muerte será en vano. Yo morí para salvar a los hombres. Yo
tengo mi tiempo, yo soy dueño de la vida y de la muerte y sólo
morirás en mi tiempo,
Cuando todo parezca triste, los desamores, la falta de creencia y
las desesperanzas insistan en tomar cuenta de tu corazón,
búscame. Nunca abandoné a quien de mi necesita, y no serás tú,
que confías en mi, que dejaré desamparado.
Vamos, pon una sonrisa en ese rostro. Levanta la cabeza y sigue
de frente. Luego, sentirás mi presencia y todo se resolverá.
Tristezas no caben en mi mundo. Y si te pruebo en cosas de la
vida, es porque sé, que tienes fuerza suficiente para
enfrentarlas. Yo soy tu Dios, jamás te abandonaré... Por lo tanto
hijo, espera y confía... en mi tiempo... Todo lo resolveré.
Entrégate a mi sin miedo...
Ningún Padre de este mundo, abandona un hijo. Acepta
entonces las pruebas a que te someto. Éstas solo serviran para
engrandecer tu espíritu y te volverás mensajero de mis palabras
y de mis actos en tu vida. ¡Serás testimonio vivo de mi poder, y
de mi amor, para aquellos que confian en mi!
“Yo soy la luz del mundo, aquel que me siga, jamás andará en
las tinieblas.”