¡¡Buscad!!
En un día cuando los hombres nos ofrecen
las cosas espirituales como fórmulas
garantizadas o teorías mecánicas, hay un
consuelo en volver a la Biblia y ver otra
vez las palabras que Dios utiliza al hablar
con el hombre.
Pienso en este momento de la palabra
"buscad", es una palabra que no habla de
una certeza de conocimiento, o de un
proceso mecánico garantizado. Más, es una
palabra que lleva la implicación de que el
que busca no tiene la respuesta, nosotros
no tenemos mecanismos garantizados.
En nuestro mundo cotidiano, al buscar un
objeto vamos primeramente a donde
creemos que podemos encontrarlo (el lugar
donde pensamos que lo hemos perdido).
Cuando no lo encontramos allí vamos al
lugar que más promete, un poco menos
seguro, y cuanto más buscamos
infructuosamente, menos seguros estamos
de que vamos encontrar. O sea, cuanto
más buscamos lo perdido menos sabemos y
cuanto menos sabemos más debemos buscar.
Por fin hemos buscado "por todos lados",
podemos encontrar la respuesta
casi siempre en el lugar menos esperado.
Solamente el "encuentro" nos da por fin la
respuesta todas nuestras preguntas.
Así también con nuestra búsqueda espiritual
al principio pensamos que la respuesta está
"a mano" una oración corta para "guía" o
"iluminación" y la respuesta ya debe ser nuestra.
¿Qué pasa cuando no la hallamos?
¿Qué hacemos con todo el asunto?
¿Reprender al diablo y probar la guerra espiritual?
¿O reconocer el hecho de que no
tenemos las respuestas que pensábamos
tener, y ponernos a buscar con seriedad?.
Creo que si somos honestos, mientras
pasamos una y otra vez por el círculo de
búsqueda, encontraremos que va siendo
quitado estrato tras estrato de conocimiento
espiritual superficial.
En el mundo de Dios la búsqueda nos
llevará a examinar, o reexaminar, muchas
cosas, y en el proceso descubrir muchas
cosas positivas y negativas: motivos,
temores, ambiciones egoístas
superficialidad, malos deseos, todo
puede aparecer en la búsqueda. Nuestra
falta de conocimiento, de relación, de
disciplina y de convicciones
pueden ser revelados mostrándonos
nuestra condición espiritual.
En la falta de respuestas a nuestra
búsqueda veremos quizás que no somos tan
espirituales como creíamos ser. Lo
primero que encontremos puede ser a
nosotros mismos.
Los procesos de Dios nunca son
destructivos y el fin de nuestro
autodescubrimiento es para traernos a
percatarnos de la tremenda distancia entre
lo que pensamos que conocemos en
nuestra mente y lo que realmente
hay en nuestro corazón.
Solamente al llegar a este lugar podemos
relacionarnos bien con las cosas de Dios.
Solamente al llegar a este lugar podemos
realmente ver, escuchar, y creer las
cosas del reino de Dios.
¡¡Buscad!!
Como ciego, cuyo único contacto con el
mundo material es a través del tacto,
hemos de extendernos, sin conocer, para
tocar en el espíritu un mundo que es más
allá de lo que nuestras mentes pueden entender.
Si no hallamos su esencia pasaremos
nuestra vida en un mundo de teorías
infundadas y sueños sin sustancia.
Hermanos (as), no estemos satisfechos de vivir
en una tierra de fantasía espiritual, vacía.
Enfrentemos las implicaciones de la
palabra "buscad" y extendámonos más allá
de la oscuridad espiritual de este mundo
que nos rodea a Aquel que por Su
Presencia manifiesta todas las cosas.
Sepamos que en la medida que hallemos el
objeto de nuestra búsqueda en Él,
hallaremos también Su Presencia, Su Luz y
Su vida en creciente plenitud.
Jaime Pastor Batista Cortes
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