Oración
Quiero levantar Señor en este día mi voz para darte gracias, alabarte y bendecirte
por todo lo que me has dado, me das y seguirás dando, especialmente
por esta maravillosa felicidad que siento en mi corazón y estas lágrimas
que salen de mis ojos ante tanta ternura. Tú sabes que anhelaba sentir
este gozo perpetuo y me lo has regalado, has utilizado para ello a un ser
maravilloso, a un poeta, Tú Hijo amado, un príncipe en quien tiene puesta
tu complacencia, que es tan dulce y tan sensible cómo Tú mismo Señor.
Un tesoro pulido y tallado por las manos del alfarero para dar amor
puro y derretir corazones como el mío que en esta mañana, me ha hecho
que el si existe y me ha mostrado con su luz el camino al jardín del Edén.
A donde corro Padre para abrazarte y adherirme a ti sin miedos ni
temores, el que me ha enseñado la libertad del amor divino.
Para todos mis hermanos y hermanas te pido mil bendiciones, guárdalos
en la palma de tu poderosa mano y concedénos las necesidades de
nuestras vidas, que todos nuestros sueños se cumplan, llévanos de
victoria en victoria y de gloria en gloria por tus caminos celestiales
iluminados por tu luz divina. Y que sigamos creciendo bajo tu gracia en
el conocimiento de tu maravillosa doctrina.
Sigue infundiendo tu fuego consumidor en los corazones de esta pobre
humanidad tan dolida, para que tus hijos amados sean liberados y
encuentren la verdadera felicidad que eres Tú. Gracias por nuestra
vida, te la consagró en tus manos. Envía toda la corte de tus ángeles
aquí y ahora las dadivas que tienes para nosotros. Qué está humilde
oración suba hasta Ti como incienso fresco hasta el Trono de tu
Gracia.
Te lo ruego en el nombre de tu amado Hijo nuestro Señor Jesús, amén.