¿Está usted injertado?
"Pues si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú siendo olivo silvestre, has sido injertado en lugar de ellas, y has sido hecho participante de la raíz y de la rica savia del olivo" Romanos 11:17.
"Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, este lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer" Jn.15:5.
Como resultado las ramas las ramas del olivo silvestre y las del olivo cultivado crecen juntas orgánicamente. Cada árbol tiene su propia vida, pero ahora esas vidas crecen juntas orgánicamente y tienen un sólo producto.
Afin que una clase de vida sea injertada en otra, las dos vidas deben ser similares. Por ejemplo, no es posible injertar una rama de plátano en un árbol de manzano. Sin embargo, si es posible injertar unas ramas de manzano de menor calidad, en otro árbol de manzano sano y productivo, porque las vidas de estos dos árboles son muy similares. Podemos aplicar el mismo principio al hecho de que la vida divina se imparta en el hombre. La vida divina no puede ser injertada en la vida de un perro, porque no hay ninguna semejanza entre estas dos vidas. Pero nuestra vida humana si puede ser unida a la vida divina, debido a que fue creada a la imagen de Dios y conforme a Su semejanza. Aunque nuestra vida humana no es la vida divina, es muy semejante a ella. Por lo tanto, estas vidas pueden ser injertadas y crecer juntas orgánicamente.
Además, conforme a la ley natural ordenada por Dios, no es la vida de menor calidad la que afecta a la vida más rica, sino la vida más rica beneficia a la vida deficiente. De hecho, la vida más rica absorberá todos los defectos de la vida de menor calidad y de esta manera la transformará. Bajo el mismo principio, cuando nosotros somos injertados en Cristo, Él absorbe nuestros defectos, pero no elimina nuestra propia vida. Por el contrario mientras Él absorbe nuestros defectos, eleva nuestra humanidad. Él eleva nuestra mente, nuestra voluntad y nuestra parte emotiva, así como todas nuestras virtudes.