Debemos permitir que Dios forje a
Cristo en cada parte de nuestro ser
"Para que Cristo haga
Su hogar en nuestros corazones por medio de la fe,
a fin de que,
arraigados y cimentados en amor, seáis capaces de comprender
con todos los santos
cuál sea la anchura, la altura y la profundidad, y de
conocer el amor de
Cristo, que excede de todo conocimiento, para que seáis
llenos hasta la medida
de toda plenitud de Dios" Ef. 3:17-19.
"Respondió Jesús y le
dijo: El que me ama, mi Palabra guardará; y mi Padre
le amará, y vendremos a
él, y haremos morada con él" Jn. 14:23.
La economía divina consiste
en que Dios, en Cristo, como Su corporación, se
forje en nosotros. Cristo
paso por la muerte y la resurrección, y por medio de
éstas se hizo el Espíritu
vivificante (1 Cor.15:45). Ahora debemos permitir
que Dios forje como
Espíritu en cada parte de nuestro ser. Cuanto más se lo
permitamos, más podemos
afirmar: "Para mí el vivir es Cristo", y "Con Cristo
estoy juntamente
crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí"
(Fil. 1:21; Gá.
2:20).
El versículo
neotestamentario que mejor afirma que Cristo se forja en nosotros
es Efesios 3:17. En él
Pablo expresa que Cristo hace Su hogar en nuestros
corazones. En esto consiste
la edificación. La pregunta de suma importancia
que debemos hacernos hoy es
cuánto de Cristo ha sido edificado en nosotros.
¿Cuánto de Cristo ha sido
edificado no solamente en nuestro espíritu sino
también en nuestro corazón
a fin de que Él haga Su hogar en él.
Pastor Jaime Batista
Cortes
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