Prácticas religiosas
o
la presencia
del Señor
"Respondió Jesús y les dijo:
Destruid este templo, y entres días lo
levantaré.
Dijeron luego los judíos: En cuarenta y seis años fue edificado este
templo,
¿Y
ahora Tú en tres días lo levantarás? Mas él hablaba del tiempo de
Su
cuerpo" Juan
2:19-21.
El contraste entre la religión y la
economía de Dios se puede ver en la
vida
humana del Señor
Jesús. Cuando Él estaba en la tierra, en Jerusalén aún
estaba el templo y sus ritos,
prácticas y ordenanzas. Allí los
sacerdotes
presentaban ofrendas, quemaban incienso y encendían las lámparas.
Sin
embargo, Dios no estaba en el
templo; Él estaba con el Señor Jesús. A
veces
el Maestro se hospedaba en casa de
Lázaro, Marta y María en Betania. Él
los
visitaba y hablaba con ellos de
manera normal, de una manera
humana
No obstante mientras Él estaba en
esa casa de Betania, los
sacerdotes
seguían realizando sus rituales en
el templo. En el caso de los sacerdotes,
vemos la religión puesta en
práctica, mientras en el caso del Señor,
quien
estaba en Betania, vemos la
economía de Dios. La economía divina consiste
en que Dios se forje a Sí mismo en
el hombre.
Su economía no se llevaba a cabo en
el templo, sino en la casa de Betania,
pues ahí estaba presente Cristo, la
corporificación de la plenitud de Dios. Los
adoraban en el templo practicaban
su religión, pero Lázaro, Marta y María
disfrutaban de la presencia del
Señor Jesús. Hoy las iglesia locales no deben
ser como el templo de Jerusalén,
sino como la casa de Betania. Eso significa
que las iglesias no deben ser
lugares religiosos, sino lugares donde se lleva
a
cabo la economía de
Dios.
Pastor Jaime
Batista Cortes
|