Su cuerpo y su alma tienen que ser obedientes
“1
Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que
presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios,
que es vuestro culto racional. 2 No os conforméis a este siglo, sino
transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para
que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y
perfecta.” Romanos 12:1-2
Usted
se preguntará cómo es que mi cuerpo y mi espíritu pueden ser
obedientes. Pero lo que primero tiene que preguntarse es a quién deben
ser obedientes. Entonces tiene que saber que usted es un espíritu, que
tiene un alma y que vive en un cuerpo. Ahí está clave. Usted es un
espíritu que ha sido puesto en un cuerpo. ¿Cómo hace su cuerpo para
obedecerle? Tiene que recibir una orden que viene de su espíritu y su
espíritu recibe la orden que viene del Espíritu de Dios por la Palabra
de Dios. Porque usted ya es un hijo de Dios que camina en la voluntad de
Dios. Entonces todo lo que va recibiendo de Dios, tiene que ir
transfiriéndolo a su cuerpo. Su cuerpo tiene que recibir órdenes. La
manera contraria es cuando su cuerpo le envía, a través de los sentidos,
órdenes para hacer lo que se le antoja. Pero ese no es el orden
correcto, es desde adentro hacia afuera que deben ejecutarse las
órdenes. No al revés. Los hábitos y los vicios paulatinamente van
arruinando el cuerpo. Sin embargo, como nunca en toda la historia, los
jóvenes y adolescentes fuman tanto y nunca tuvieron tanta información
del daño que causa como ahora. Pero ellos deciden seguir fumando.
En
1º corintios 9 el apóstol Pablo dice: yo al cuerpo lo pongo en
servidumbre. El cuerpo es alguien que me obedece, que hace lo que yo le
digo. Esa disciplina no es instantánea, es algo que tiene que ir de a
poco para ponerla en orden. Ese cuerpo que usted tiene lo tiene que
acompañar al verdadero ser, que es el espíritu, por lo menos hasta los
ciento veinte años.
Nosotros
tenemos la autoridad para hacer esto no sólo sobre el cuerpo, sino
también sobre la mente, sobre la voluntad y las emociones, o sea, el
alma. Usted tiene que determinar qué hacer con la mente. Cuando decide
recibir la Palabra es porque tiene interés de renovar el entendimiento
para ver una trasformación en su vida. Toda la trasformación viene por
aplicar un sistema de creencia correcto y si escucha la Palabra y la
recibe, tiene la voluntad de decidir qué hacer con esa Palabra.
Tiene
derecho a ser muy feliz en esta vida. Si quiere desarrollar una familia
bendita prepárese porque usted no va a vivir lo que vivieron otros, va a
vivir lo que Dios ha planeado para su vida. Va a levantar a cuatro
generaciones después de la suya llenos de la gloria de Dios. Dios
no sólo lo ha hecho a su imagen y semejanza sino que le ha dado
autoridad, le ha dicho y comisionado que hay que llenar la tierra de la
presencia y de la gloria de él. Hay que predicar el evangelio a toda
criatura, a todas las naciones y a todo lugar.
El
espíritu suyo es el centro de control en toda su vida. Al tener
autoridad desde el espíritu la va llevando al plano de todas las cosas.
No reacciona por lo que el mundo hace, por lo que el mundo le provoca ni
por las circunstancias, usted actúa por lo que Dios ha planeado para su
vida.
Recuerde
entonces que su cuerpo y su alma tienen que ser obedientes a su
espíritu que está conectado al Espíritu de Dios que mora en usted.
Oración: Padre,
gracias por tu Espíritu Santo viviendo en mí. Dejaré que me guíe
siempre para que mi espíritu se llene de ti y pueda gobernar con
sabiduría mi alma y mi cuerpo. No me dejaré guiar por las emociones, ni
sentimientos. Quiero hacer tu voluntad. En el nombre de Jesús, amén.
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