: CRISTO, SEÑOR DE LA NOCHE
Cristo, Señor de la noche, que disipas las tinieblas: mientras los cuerpos reposan, se tú nuestro centinela.
Después de tanta fatiga, después de tanta dureza, acógenos en tus brazos y danos noche serena.
Si nuestros ojos se duermen, que el alma esté siempre en vela; en paz cierra nuestros párpados para que cesen las penas.
Y que al despuntar el alba, otra vez con fuerzas nuevas, te demos gracias, oh Cristo, por la vida que comienza. Amén.
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