Salomón fue claro en y
directo en relación a las riquezas y a los placeres de esta vida, su
conclusión fue la siguiente "...he aquí, todo era vanidad y aflicción de
espíritu y sin provecho debajo del sol." (Eclesiastés 2:11)
Comprendió también que
no hay felicidad en esta vida separados de Dios, ya que él nos brinda la
capacidad de disfrutar todas las cosas (Ec 2:24).
Si quieres ser feliz, no busques en el lugar equivocado, busca a Dios, solo en el encontraras todo lo que necesitas.
La búsqueda de la
felicidad ocupa en todos los seres humanos, el primer lugar en la escala
de motivación. Todos compartimos el mismo deseo, la misma filosofía, el
objetivo principal en la vida es ser felices.
Nadie desea vivir para
sufrir o para lamentar cada paso que dé. Nuestro mayor deseo es
encontrar la senda que conduce a la felicidad verdadera, esa prosperidad
que satisface el alma y deleita el espíritu, brindándonos paz sin
medida.
Es común confundir posesiones de bienes terrenos, poder y riquezas, con triunfo y felicidad.
Es claro que el dinero
no hace la felicidad, como tampoco lo hace la ausencia de este. Es bueno
poseer dinero, lo malo es que el dinero te posea a ti.
La esencia de la vida no se esconde en el dinero ni en bienes materiales; estos son necesarios pero nunca elementales.
Lamentablemente
muchos tienen un vacío tan grande en sus corazones que no pueden
encontrar satisfacción prácticamente en nada. Dinero, popularidad,
bienes materiales, éxito laboral o ministerial, logros académicos,
vacaciones, placeres, etc..., nada de ello puede aliviar o satisfacer la
profunda necesidad interior. En cambio, cuando la plenitud de Dios
llena tu alma, descubres la felicidad en las cosas simples de esta vida.
Si quieres ser feliz,
no busques en el lugar equivocado, busca a Dios, amalo con todo tu
corazón, síguelo, solo en el encontraras todo lo que necesitas para ser
verdaderamente feliz..."prueben y vean que el Señor es bueno; dichosos
los que en él se refugian..."
(Salmo 34:8).
Saludos y Bendiciones
Con Amor.

