Estas vienen directamente del infierno: ¡Aventuras prohibidas!
Las aventuras prohibidas desarrollan raíce difíciles de extirpar.
No suelen ser repentinas...
Ocurren, porque es tal la fantasía, que la mente se permite imaginar.
No pierda la cabeza, tanto por el placer en sí,
sino por la emoción de lo clandestino.
Lo prohibido, lo que nunca se ha obtenido, cobra un brillo sin igual.
Es natural reaccionar ante estímulos furtivos, la tentación no es pecado.
El pecado se realiza cuando, cuando le abrimos la puerta
del pensamiento central.
Invitándola a pasar y a charlar durante horas, durante
largos periodos.
Cuando las fantasías, siguen revoleteando, conviene reflexionar...
Negativas consecuencias, traerá sobre nuestra vida,
esa manera de obrar.
No conviene permitir que la mala yerba crezca...
mezclandose con las Flores que soliamos amar.
El adulterio es cual yedra venenosa, requebraja la pared,
a la cual se ha pegado.
El sujeto que es infiel, se perjudica a sí mismo.
Manosea su moral, degrada su integridad,
su problema es personal.
Pero si ha sucumbido ¿Como restablecerá su caída?
¡Mediante el arrepentimiento genuino!
Confesándole al Señor, reconciliándose espiritualmente con Él.
La Biblia en Ecleciastés dice: "que hay momento para callar
y momento para hablar"
Ya hemos hecho algo malo al ser infieles.
Nos hemos arrepentido y Dios nos ha perdonado.
Ahora nos toca ser muy delicados en tratar esta situación.
Cada caso es especial.
Y Dios lo ve, ahora que estamos limpios nuevamente delante de Él.
Busquemos mucho Su presencia, para que nos diga,
cuando exactamente confesar nuestra falta y pidamos constantemente
de su gracia, para hablar con nuestro cónyuge.
La columna vertebral del matrimonio es la confianza...
Si esa se rompe...la relción muere.
Qué Dios nos ayude a entender, ante una tentación....
Que una vez pasados los primeros efluvios de pasión...
la rutina se instala nuevamente en esa relación.
Que con la ayuda de Él, podemos renovarnos,
podemos ser creativos para amar.
Es necesario que pensemos en el otro, antes que en nosotros mismos.
Dios dijo: "Es mejor dar que recibir" , y Él no se equivoca.
Dios nos creo. Demos amor, seamos generosos en el dar,
fieles y la paz de Dios, cubrirá nuestro matimonio.