Nuevos cuerpos
Tal vez alguien pregunte ¿Como resucitarán los cuerpos? ¿Con qué clase
de cuerpo vendrán? Pablo nos dice que la respuesta está en nuestro
propio jardín, "Lo que tú siembras no cobra vida a menos de que muera.
No plantas el cuerpo que luego ha de nacer sino que siembras una simple
semilla de trigo o de otro grano. Pero Dios le da el cuerpo que quiso
darle, y a cada clase de semilla le da un cuerpo propio" Realmente
ocurre una metamorfosis, un nuevo cuerpo brota del viejo cuerpo. El
cuerpo terrenal se acaba y uno nuevo espiritual lo reemplaza.
"No todos los cuerpos son iguales: hay cuerpos humanos; también los hay
de animales terrestres, de aves, de peces, etc. Así mismo hay cuerpos
celestes y cuerpos terrestes; pero el resplandor de los cuerpos celestes es
uno, y el de los terrestes es otro. Uno es el esplendor del sol, otro el de la
luna y otro el de las estrellas. Cada estrella tiene su propio brillo".
"Así sucederá con la resurrección de los muertos. Lo que se siembra en
corrupción, resucita en corrupción; lo que se siembra en oprobio, resucita
en gloria, lo que se siembra en debilidad, resucite en poder; se siembra
un cuerpo natural y ressucita un cuerpo espiritual."
Las escrituras nos dicen: "El primer hombre, Adán, se convirtió en su ser
viviente; el último Adán, en el Espíritu que da vida. No vino primero lo
espiritual sino lo natural, y después lo espiritual. El primer hombre era del
polvo de la tierra; el segundo hombre, del cielo. Así como es aquel hombre terrenal, así son también los de la tierra; y como es el celestial, así son los del cielo. Y así como hemos llevado la imagen de aquel hombre terrenal, llevaremos
también la imagen del celestial.
"Les declaro, hermanos que el cuerpo mortal no puede heredar el Reino de Dios,
ni lo corruptible puede heredar lo incorruptible" (1 Corintios 15:36-50).
"Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna,
en los cielos. Y por eso también gemimos, deseando ser revestidos nuestra
habitación celestial; pues así seremos hallados vestidos, y no desnudos. Porque
asimismo los que estamos en este tabernáculo gemimos con angustia; porque
no quisiéramos ser desnudados, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida. mas el que nos hizo para esto mismo es Dios, quien nos ha dado las arras del Espíritu". 2 Corintios 5:1-5.
ptr. J. B.