La intercesión, Estudio Bíblico
Jesús con frecuencia oraba por sus discípulos. Así se preparó para llamarlos al apostolado y a lo largo de su vida siguó orando por ellos: sólo a base de comprensión, de correcciones, pudo Jesús convertir a esos pescadores de hombres en testigos de la resurrección.
Los evangelios nos guardan recuerdos de la intercesión de Jesús por sus discípulos:
"Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son, y todo lo mío es tuyo, y lo tuyo es mío; y he sido glorificado con ellos. Y ya no estoy en el mundo; mas ellos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros. Cuando estaba con ellos en el mundo, yo los guardaba en tu nombre; a los que diste, yo los guardé, y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de la perdición, para que la Escritura se cumpliese. Pero ahora voy a ti; y habló esto en el mundo, para que tengan mi gozo cumplido en sí mismos. Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No te ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad" Juan 17:9-26.
Rogó Jesús para que el Espíritu Santo viniese sobre los discípulos:
"Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que este conn vosotros para siempre" Juan 14:16.
Rogó para que la fe de Pedro no fallara, sino que sirviese para confirmar a sus hermanos.
"Pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú una vez vuelto, confirma a tus hermanos" Lucas 22:32.
Este oficio de intercesor lo continúa nuestroSumo Sacerdote ante el Padre. Él intercede por nosotros.
"¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; mas aún, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros" Romanos 8:34.
Y lo hace perpetuamente.
"Por lo cual puese también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos" Heb.7:15.
También el Consolador que Jesús nos dejo, suple nuestra debilidad e intercede por nosotros con gemidos inefables:
"Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues que hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles" Romanos 8:26.
Movidos poe el ejemplo de Jesús y del Espíritu Santo, los cristianos han intercedido siempre los unos por otros. Esta práctica es notoria en las cartas de Pablo, en las que el apóstol se confía a las oraciones de las comunidades por él fundadas, o les ofrece pedir por ellas al Señor (2Cor.13:7; Efe. 6:18-19; Col. 1:3; 4:3-12; 1Tes. 1:11).
Estos textos nos demuestran que si es hermoso hablar de Dios ante los hombres, también lo es hablar de los ante el Señor.
Además la oración de intercesión encierra un elemento de generosidad, de apertura ante el otro. Todos tendemos a protegernos con una barrera de egoísmo. pedimos por nosotros, agradecemos todo cuanto el Señor nos da, nos arrepentimos por nuestras culpas.
Sin embargo, nuestra vida espiritual no debe limitarse a Dios y nosotros: A ejemplo de Jesús debemos hacernos presentes a sus gozos y a sus preocupaciones. Sentir en la propia carne las necesidades de los hermanos, y presentarlas al Señor. Así se crea, de parte nuestra, una verdadera Comunión de los Santos.
Jaime
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